WOODY ALLEN: UN CLÁSICO CONTEMPORÁNEO

¿Quién no ha visto una película de Woody Allen? Puede gustar o no gustar, puede emocionar o parecernos completamente insufrible, pero lo que no podemos dejar de lado es su originalidad, siempre sorprende con algo nuevo… Nos despierta la curiosidad de caminar por su mundo de sicoanálisis y relaciones sociales -muy de nuestro tiempo- utilizando este método que nos ha dado otra forma de pensar y de enfrentarnos a nuestra realidad acompañado siempre con una dosis de buen jazz.

A lo largo de su filmografía Woody Allen en -muchos sentidos- ha dado otra vez vida al cine clásico dorado de la década de los treinta y cuarenta haciéndolo más contemporáneo y de una manera sencilla en su campo de creación. También sus películas tienen gotas de buena literatura sacada gran parte de la generación perdida.  En realidad, puede que este cineasta de 77 años no tenga edad porque es en sí mismo un verdadero clásico del séptimo arte.

Cada año nos ofrece una película de su particular visión y cada año nos sorprendemos un poco más con su universo de claroscuros que refleja sus obsesiones, sus inseguridades, su lucidez y su deseo por conocerse y por soportarse a sí mismo pero sin obviar lo divertido y lo original de sus guiones.

Esta vez, Woody Allen estrena otro nuevo trabajo en la gran pantalla: Blue Jasmine (2013) que promete ser otro paso hacia delante para la filmografía mundial protagonizada por Cate Blanchett y Alec Baldwin.

Gracias a esta noticia he decidido analizar tres títulos de este director de cine para acercar al lector el alma de Woody Allen que, según mi opinión, nos enseña muchas posibilidades para realizar cambios, reinventándose a sí mismo.

Zelig (1983)    

Con Zelig nos indicó otro camino que no era nuevo, mejorando el falso documental y enseñándonos parte de la vida de entreguerras. Para hacer esto se inventó uno de los personajes más brillantes y acabados de la historia del cine: Leonard Zelig que deambula buscando su verdadera personalidad entre la década de los 20 y los 30 del siglo XX. Así, se sumerge en un falso documental con imágenes reales y de celebridades narrando cómo fue la vida de este fantástico tipo que conoció todos los movimientos sociales y políticos de esos años (hasta la Alemania nazi).

Interpretada por Woody Allen y Mia Farrow que encarnan respectivamente a Leonard Zelig y a su siquiatra construyen un mundo propio fuera del real buscando parte de sus personalidades para ser admitidos por una sociedad ciega y gregaria.

El universo de esta original película todavía es muy moderno porque el ser humano de hace ochenta años no ha cambiado mucho…Todavía existen situaciones que nos hacen arrimarnos a grupos de gente afines a nosotros.

Pero, ¿qué pasa cuando una persona esta fuera de cualquier grupo? Esto es lo que Zelig nos hace preguntarnos constantemente. ¿Cómo se puede ser feliz con uno mismo? Para adentrarse en este dilema, Woody Allen utiliza el psicoanálisis como hilo argumental.

Así este trabajo es más que un documental porque puede ser una forma de vida trazada que convence y  llegar a creer en nuestro interior. 

Leonard Zelig es una parte más en los libros de historia que dan su fruto a la modernidad, por eso este documental convence a un público que sin darse cuenta crece espiritualmente.

Hannah y sus hermanas (1986)

Estamos ante una de las películas cumbres de los últimos treinta años en la que recoge todo el cine de Woody Allen, así nos metemos en una estructura familiar que da pie a pensar en lo que se denomina familia. Con padres e hijas independizadas que tienen sus obsesiones y sueños; el director abarca sus distintas maneras de ser, sus pesadillas y también su camino para abrirse a diversas religiones ante su miedo a la muerte. Hannah y sus hermanas crea un enredo entre las hermanas y su privacidad, está llena de secretos que nunca salen de su escondite y al final todo queda en una normalidad aparente aunque esté cambiado de sitio.

Podemos definir este ejercicio cinematográfico como la película con la que Woody Allen alcanzó su madurez creativa, porque dentro de su crudeza no deja de ser una delicia y hoy es una de las más conocidas por su ritmo y avances de guión.

Uno de los atractivos de esta cinta es su gran reparto de actores, encabezado por el propio Woody Allen y Mia Farrow pero sus secundarios también merecen la pena mencionarlos: Michael Caine, Max Von Sidow y Maureen O Sullivan hacen de este trabajo un poco más visual y lo convierte en algo único. Tal vez el director busca aquí sorprender con situaciones muy simples y muy creíbles sin ir a futuros misteriosos ni pasados. Hannah y sus hermanas crece según va pasando el metraje hasta alcanzar uno de esos finales auténticos que todos recuerdan.

Hoy en día, este monumento cinematográfico ha superado el polvo y nos hemos quedado con su esencia porque esta producción alcanza cotas cinematográficas y nunca ha dejado indiferente a nadie. Para el buen cinéfilo una de las primeras películas que le vienen a la cabeza de la carrera de Woody Allen es ésta aunque hayan pasado más de veinte años de su estreno en cartelera.

Balas sobre Broadway (1994)

Ésta es la mejor película de Woody Allen en la década de los 90 y no es algo pretencioso que lo diga, existen diversas razones: 

El director llegó a terminar de convencer a una generación que hoy alcanzamos los treinta y tantos años, al modernizarse alcanzando historias y enfoques que el buen cinéfilo, hasta entonces, desconocía de su carrera. 

Poniendo algo de luz a la época de los verdaderos gángsters, no se trata de ser un fresco histórico sobre este tema porque pone en ella su granito de arena es el personaje principal David Shayne (interpretado por John Cusack) un director teatral -puede sugerir al propio Woody Allen- con sus dudas existenciales y creativas sobre su talento y sobre su público. Esto da pie a una reflexión sobre el Arte: ¿Dónde nace y debe morir el artista?

Esta cinta no llega a aburrir con dudas psicológicas, o a desanimar con un drama sobre escritores aunque siempre invita a descubrir un mundo distinto. Balas sobre Broadway es un estilo nuevo de hacer comedia inteligente sin caer en la gracia fácil y chabacana. 

El auténtico milagro es que te permite creer en otro tipo de cine sin dejar de lado la diversión y el pensamiento.  Los personajes están constantemente buscando su lugar en el espectáculo teatral en el que caminan, sin descanso, por los subterfugios de la fama. Aquí Woody Allen nos enseña las diferentes maneras de alcanzar la gloria y las diferentes formas de tener poder; viéndolo así, vemos a tipos que se debaten entre sus obsesiones y su prestigio social.

Woody Allen no obvia su punto de vista porque enseña hasta el alma de sus palabras; porque Balas sobre Broadway es un verdadero experimento de emociones, de ritmo y de verdadero cine. Tal vez esta película sea el comienzo de otro párrafo en la trayectoria del director otro párrafo que aún hoy no ha concluido sino que ha ido mejorando con el paso del tiempo y sus películas.

Por estas razones merece la pena que este trabajo esté entre las mejores obras del  creador de nuestro tiempo y también del futuro porque Balas sobre Broadway es un metraje para volver a descubrir el cine con una mirada que llega al espectador y las traspasa dejándonos un gusto dulce en la boca.

Ya para concluir este artículo que ha explorado los secretos cinematográficos de uno de los genios del séptimo arte de nuestro presente diré que Woody Allen es más que un talento, es algo más que un buen director de cine, Allen es el propio cine que se reencarnar para hacernos comprender su universo creativo.

JORGE GIRBAU BUSTOS.-

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