WOLFWALKERS, AMISTAD Y CADENAS SOCIALES

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En una época en la que existe la magia y la superstición reina sobre los hombres, las leyendas se hacen realidad y el paso arrollador del progreso amenaza con acabar con la tradición de los bosques y sus guardianes: los wolfwalkers. Una hija de cazador y una niña loba unen fuerzas para escapar de sus aciagos destinos y acaban siendo atrapadas por un sentimiento mayor, el de la amistad sin límites. Esta es la historia de una lucha eterna entre el desarrollo industrial y la naturaleza que trata sobre el poder corrupto y abusador del más fuerte; el amor, a veces egoísta y sordo, de los padres a sus hijos; y de la amistad más profunda e inquebrantable. Todo envuelto con el lazo de una animación y un diseño magistral que nos sumerge de lleno en ese mundo de fantasía y olores brillantes.

La película de dibujos Wolfwalkers; dirigida por Tomm Moore, que también a dirigido The Secret of Kells y codirigido el segmento On Love para The Prophet, y por Ross Stewart, que ha estado pintando, ilustrando, diseñando y trabajando en animación durante más de 20 años; surge como una obra de arte gracias a la sucesión de escenas maravillosas en las que las imágenes y la música se entrelazan armoniosamente. Ambos directores trabajaron en La canción del mar, otra maravilla del cine de animación que han utilizado de aval para asegurar el éxito de esta nueva producción.

Desde luego esta película de lobos y progreso se merece un lugar en nuestro corazón, pero debo admitir, en mi opinión personal, que no alcanza la gloria de la primera (La canción del mar), porque se deja llevar por los clichés y fórmulas de éxito de las grandes productoras de la cúspide del cine, perdiendo la frescura en esbozar personajes e historias llenas de tonos de grises. En esta ocasión, los diferentes tonos de grises se vuelven blancos y negros: el que es bueno es bueno y el que es malo es malo. Y, como siempre, las malas acciones de los personajes buenos se justifican por motivos de fuerza mayor, en este caso el miedo y las presiones sociales. También apuesta por una historia más lineal, sin los giros y sorpresas que nos regala la primera y que nos dejaron sin aliento en la primera visualización.

Por otro lado, logra transmitir de forma impecable el calvario por el que pasa cada uno de los personajes principales, dándoles fuertes personalidades y dotándolos de una expresividad muy humana. Hasta la manada de lobos, personaje coral extremadamente secundario, logra arrancarnos emociones encontradas.

El estilo del filme es rompedor, sobre todo por cómo juega con las perspectivas atrapando la atención del espectador casi de forma inconsciente. También me parece grandiosa por la forma en la que logra plasmar el mapa de olores y sensaciones de los lobos, que no necesitan los ojos para ver ni sentir el mundo bajo sus patas.

En definitiva, si no caemos en la comparación del gancho con el que nos quieren atrapar como espectadores, la genial La canción del mar, seguro que nos dejamos conquistar por el embrujo de esta preciosa película que nos presenta una nueva versión de la leyenda de los hombres lobo, pero mucho más bonita y luminosa que la que conocemos por el género de terror.

DACIL MUÑOZ.-

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