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La ópera prima de Aritz Moreno Ventajas de viajar en tren ha sorprendido muy gratamente en el Festival de Sitges, por resultar del todo inclasificable. Esta serie de historias de la locura humana superpuestas como las capas de una cebolla impacta de principio a fin en una sucesión de escenas que revuelven el estómago.
El espectador encontrará una amalgama de géneros que se superponen en una producción que roza la comedia negra, el romance y el drama, todo dentro de un thriller conspiranoico, que nos lleva a los límites de la mente y nos propone un juego de experiencias en el que la verosimilitud no nos deja discernir entre lo real y falso.
Todos estos ingredientes se potencian con las magistrales actuaciones de los protagonistas: Luis Tosar, Pilar Castro y Ernesto Alterio. Estos actores bordan sus interpretaciones a pesar de enfrentarse a un guión complicado, basado en una novela igual de extravagante y arriesgada que esta película, escrita por Antonio Orejudo.
Los personajes de la historia evolucionan hasta límites insospechados que hacen que el esquema que se va haciendo el espectador se tambalee una y otra vez sin dar opción a acomodarse. La ambientación, decorados y vestuarios construyen un universo opresivo y depresivo, muy acorde con la actitud de los personajes que desfilan en la pantalla.
La trama arranca, como era de esperar, en un tren en el que viaja Helga Pato (Pilar Castro) tras dejar ingresado a su marido en un sanatorio mental. De repente, un desconocido le hace una propuesta sorprendente: «¿Le apetece que le cuente mi vida?». Ahí comienza un relato que les llevará a una serie de tramas sobre diferentes tipos de trastornos, en la que destaca la de Martín Urales de Úbeda, un paranoico conspiracionista obsesionado con la basura.
Tras el visionado de la película, me han entrado unas ganas de tremendas de hacerme con el libro. Por cierto, se estrena el 8 de noviembre.
DÁCIL MUÑOZ.-
