LA ACCIÓN DE AUTOR TIENE NUEVOS NOMBRES

Siguiendo la estela de directores míticos del cine de acción, como Ridley Scott, John McTiernan, Luc Besson, Quentin Tarantino, Robert Rodríguez o los hermanos Wachowski (¿o debería decir hermanas?) llegan unos cuántos directores británicos y americanos que se están haciendo un hueco por méritos propios y que están creando lo que se viene a denominar «blockbuster de autor», manejan grandes producciones, pero con toques propios del cine de autor, dejando un sello propio y una marca personal reconocible en todos sus proyectos.


Matthew Vaughn:
Este británico que se dio a conocer junto a un Daniel Craig aún desconocido en Layer Cake ha conseguido hacerse un hueco en el cine de acción, sobre todo gracias a dos películas muy potentes: X Men Primera Generación, el primero de los reboot de la franquicia de la Patrulla X combinaba la acción y la sci-fi sin olvidarse de contar bien los orígenes y de mimar a sus protagonistas, nunca antes habían lucidos tan bien Magneto, Profesor X y Mística, entre otros. Asimismo, fue capaz de conseguir que otro cómic, Kinsgman, de Mark Millar, luciera en la gran pantalla desmitificando las películas de espías y la saga Bond y dándole unos nuevos aires más canallescos y ultraviolentos, sin olvidarse de la parte de gentlemen. Acaba de estrenar la secuela de Kinsgman: El Círculo de Oro y la tercera parte también recaerá en sus manos. Suya es la acción más hiperbólica, el sentido del ritmo preciso y las ganas de divertir al personal.



Guy Rutchie: Irreverente, violento, exagerado y videoclipero, el británico ha convertido al detective Sherlock Holmes y al Rey Arturo en héroes contemporáneos con sus revisitaciones convenientemente modernizadas, sin olvidarse de las partes más «lumpen» y sacada de los bajos fondos de su filmografía, como Lock & Stock, Snatch: Cerdos y diamantes y RockNRolla. Su estilo visual tan particular y sus pastiches transgéneros son tan amados como odiados por el público, no existen términos medios.


Edgar Wright: El director de la denominada trología del Cornetto: Zombies Party, Arma Fatal y Bienvenidos al fin del mundo tiene una gran habilidad para combinar acción, con terror y comedia. Asimismo, volvió a sorprender con la más romántica y musical Scott Pilgrim frente al mundo y este verano nos ha traído Baby Driver, la cinta de atracos perfecta, por su sincronía entre imágenes y banda sonora, su dinamismo y adrenalina, filma las secuencias de acción como si se trataran de un mecanismo de relojería suizo.

David Leitch: Empezó como especialista en cine de acción para terminar como uno de los directores de acción americanos del momento. Con John Wick y secuela creó una manera de rodar la acción ultraviolenta muy particular, con míticos planos secuencia, cierta frialdad y distanciamiento y violencia a raudales. Con Atomic Blonde siguió la misma estela, aunque con un guión un poco más trabajado, consolidando a Charlize Theron como musa del cine de acción. Será el encargado de la secuela de Deadpool y seguro que vuelve a dejar su marca.

Doug Liman: Fue capaz con Bourne y secuelas de traer a la realidad a un espía amnésico interpretado por Matt Damon en unas películas que combinan la acción con los hechos reales. Se acercó a la ciencia ficción con Al filo del mañana, junto a Tom Cruise con el que volvió a trabajar en Barry Seal, película que le acerca más al Scorsese más juguetón e irreverente. Este director norteamericano es capaz de hacer fácil lo más difícil y siempre con un grado de verismo que hiela la sangre.

Neill Blomkamp: Este realizador sudafricano, con nacionalidad candiense, ha sido especialista en combinar de manera magistral el cine de acción con el de ciencia-ficción, buena prueba de ello son películas tan notables como District 9 y Elysium. Su estilo naturalista le acerca al género documental, utilizando muchísimo el recurso de cámara en mano sin temblarle el pulso. Espectáculo, acción a raudales y sci-fi al servicio de uno de los directores de acción más personales de la actualidad.

Nicolas Winding Refn: El maestro de la estética, en sus películas es casi más importante la forma que el contenido. Desde Walhalla Rising hasta Drive, Solo Dios Perdona y The Neon Demon, este realizador danés nunca nos deja indiferentes, para bien o para mal. Profeta del esteticismo puro, de la provocación desde las imágenes y del neo-noir ultraviolento, su estilo es tan particular como reconocible y, por ello, con tantos seguidores como detractores.

SONIA BARROSO.-

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