VALHALLA RISING: EL VIAJE HACIA EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS

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Salvaje, descarnada, cruel, un viaje ultraviolento hacia el corazón de las tinieblas. Así es Valhalla Rising, de Nicolas Winding Refn, alejada de los paisajes urbanos, contemporáneos y de los neones de Drive y Sólo Dios perdona, y ambientada en la tierra de los vikingos en la época de la cruzadas. Esta historia, que pudo verse en algunos festivales, como Venecia, Toronto y Sitges y en la edición más reciente del BCN Film  Fest, y que no llegó a estrenarse comercialmente en 2009, por fin llega a los cines gracias A Contracorriente.

El viaje de un vikingo mudo por conseguir la ansiada libertad y el valhalla (el cielo para los nórdicos, según la mitología) es una travesía llena de sangre, sudor y mucha violencia, pues este personaje no se define por sus palabras -porque no habla- sinó por su acciones y decisiones, siendo la violencia uno de sus instrumentos. Mads Mikkelsen, probablemente en el papel más físico y descarnado de su carrera, es el protagonista de esta historia que navega entre el bien y el mal, el cielo y el infierno. Temido y respetado, a partes iguales, los espectadores nos preguntamos si su «Oneeye» (Un Solo Ojo) es un profeta, un guerrero caído en desgracia o la mismísima encarnación del demonio.

La travesía de los personajes hacia el corazón de las tinieblas nos podría recordar a la descrita por Joseph Conrad en la novela del mismo título y adaptada por Francis Ford Coppola en Apocalypse Now. Aquí también nos encontramos con mucha locura y con  la eterna lucha entre el bien y del mal, así como apuntes sobre el fanatismo y la religión vs el paganismo.

Así pues, es una experiencia tan hipnótica y sensorial como extraña y críptica, ya incluso en los pocos diálogos existentes y en una banda sonora peculiar, a base de ruidos y música distorsionante y nada melodiosa, nos damos cuenta de que el mundo en el que nos sumerge Winding-Refn es una espiral de violencia y locura tan sugerente como desconcertante. La fotografía brumosa y fría también nos zambulle en ese camino hacia los infiernos. Una experiencia que cuesta explicar con palabras, sino que necesita ser «sentida», por ello, celebremos y aprovechemos que nos llegue en pantalla grande.

SONIA BARROSO.-

 

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