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UTOYA: TERROR Y SUPERVIVENCIA
julio 22, 2019 Articulos

Utoya, de Erik Poppe, es una película de terror y de supervivencia basada en hechos reales: Los atentados que tuvieron lugar el 22 de julio de 2011 primero, en las sedes gubernamentales de Oslo y, más tarde, el tiroteo por parte de un hombre de extrema derecha en un campamento de verano en la isla noruega de Utoya.

Utoya se plantea desde el punto de vista de una protagonista femenina, Kaja. Es impresionante la interpretación de Andrea Bertzen y el punto de vista que adopta la cámara en un brutal plano secuencia en el que, primero, nos presenta a la protagonista, a su hermana y a algunos de sus compañeros de acampada para más tarde recorrer y remover al espectador, con una inmersión total en el relato de supervivencia y recorriendo todas las emociones posibles. Del desconcierto inicial pasaremos a la angustia por no saber qué está pasando, también al horror de ir descubriendo a otros compañeros que intentan escapar de la masacre y se van escondiendo, heridos y aterrados a partes iguales.  El instinto de supervivencia y también el azar serán claves para ir sorteando al asesino. Un asesino que estuvo 72 minutos sembrando el terror, la película dura 90 minutos, así que, aunque sea una recreación de lo sucedido con personajes inventados e historia ficticia basada en hechos y testimonios de los supervivientes de la masacre- el espectador lo vive en el tiempo real de los terribles acontecimientos.

Quizás el mayor acierto de la película es ir siguiendo el desasosegante periplo de Kaya en la incesante búsqueda de su hermana y en su huida para intentar no ser «cazada», así como ir comprobando sus reacciones y las de aquellos que se irá encontrando. Hay dos escenas que, particularmente me ponen los pelos de punta en esta película -dos encuentros con otros jóvenes campistas, y no quiero desvelar más- que me parecen escalofriantes y que pueden hacer incluso derramar las lágrimas a los espectadores más sensibles.

Otro acierto es que Erik Poppe huya del morbo de la sangre, pero, al mismo tiempo, consiga capturar una atmósfera tan terrible y violenta por la que planea la irracionalidad del ser humano cuándo los ideales políticos nublan a las personas y les hacen cometer atrocidades. Finalmente, el mensaje a extraer es que se debe frenar el avance de la extrema derecha y abogar por el diálogo, exento de radicalismos, y por la necesidad de una sociedad libre y en paz. Es posible que el final no sea redondo, pero sí que considero que consigue trastornar al espectador lo suficiente como para inducirle a una reflexión posterior.

SONIA BARROSO.-

 

 

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