Una mujer misteriosa que conduce una furgoneta al caer la noche. Se siente perdida y va parando a transeúntes masculinos solos para que se suban con ella y la guíen. Callejones oscuros y un destino fatal. Con este punto de partida, Jonathan Glazer plantea una película que si algo tiene es que no va a dejar al espectador indiferente, sino que le va a provocar alguna sensación/reacción.
La protagonista es Scarlett Johansson que, con su poderosa presencia física, sugerente carnalidad y escasas líneas de diálogo, es una de las claves para que el magnetismo y el erotismo extraño que desprende la propuesta estén servidos.
A caballo entre la ciencia ficción, el terror y el drama más existencialista, Under the skin no es un manjar apto para todos los paladares, pues no es una película que se le de comida y mascada al espectador, sino que éste tiene que ir atando cabos en su cabeza con los símbolos y las imágenes que se le presentan. Pueden darse muchas lecturas y niveles de interpretación.
Puede verse como el viaje de un ente o una alienígena a este planeta desde la deshumanización y falta de empatía hasta la búsqueda de una identidad propia, un lugar en el mundo con todas las emociones que ello implica (incluso el sentirse cuidada y amada). También es posible que Glazer quiera hacernos reflexionar sobre la soledad, el aislamiento y el sufrimiento inherente a todo ser con el anhelo que acaba teniendo la protagonista por tener sentimientos y emociones propiamente humanas. Además, es destacable la manera cómo se relacionan los hombres con la protagonista, a medida que se van cruzando en su camino. En este sentido, Glazer articula un interesante discurso sobre la masculinidad, el machismo, el deseo y la violencia, que subyace en la trama y que tendría que servir para una reflexión posterior.
Ambientada en Escocia, el paisaje también es un elemento clave, así como la banda sonora, a cargo de Mica Levi, cantante del grupo Micachu & The Shapes, que ayuda a plasmar mayor sensación de inquietud y extrañeza. A mí, particularmente, me ha producido un sentimiento de desesperanza al verla, difícilmente explicable.
Estamos ante una película desafiante, compleja, arriesgada y críptica, que no te la acabas con un visionado. De esas que pueden generar tantos debates posteriores, como amores desmedidos y odios tremebundos. Lo que sí hemos de celebrar todos es que Under the skin por fin se haya estrenado después de 7 años de ser realizada.
SONIA BARROSO.-