UNA CUESTIÓN DE GÉNERO: IGUALDAD DE DERECHOS

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Una cuestión de género, de Mimi Lider, nos acerca a la carismática figura de la abogada (y actualmente jueza) Ruth Bader Ginsburg, desde sus años como brillante estudiante de derecho en Harvard y posteriormente en Columbia hasta la resolución del caso de Charles Moritz, en el que apeló hasta el Tribinal Supremo de EEUU para que un hombre soltero recibiera los beneficios económicos del gobierno por cuidar de su madre enferma, lo que sentó un precedente en la jurisprudencia a finales de los 70.

La película cuenta cómo una mujer judía de clase media consiguió la excelencia a base de perseverancia, tenacidad y determinación brillar en todos los aspectos de su vida, tanto profesional como personal. Primero de todo, como estudiante en la universidad de Harvard en los años 50 en una institución en que los privilegios parecían destinados a los hombres, luego como esposa de Martin Ginsburg, un estudiante de derecho de cursos superiores que enfermó de cáncer y cómo compaginó sus estudios con la búsqueda de emplea con ser, además, madre de dos hijos. Asimismo, nos sitúa a Ruth Bader como abanderada de los derechos civiles y en favor de la igualdad de géneros y de la no discriminación por razón de sexo, en una lucha para que fuera reconocida la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la esfera pública.

Felicity Jones interpreta con extremada convicción a este admirable letrada, que no se arrugó en ninguna parcela de su vida aún cuándo las circunstancias no le fueron favorables, mientras que Armie Hammer da vida a su esposo, el abogado Martin Ginsburg, principal admirador de la tenacidad de su mujer. Justin Théroux también convence como el letrado Mel Woulf, al frente de la Asociación pro Derechos Civiles.

A la directora Mimi Leder le interesa, sobre todo, utilizar la figura de Ruth Bader para construir un alegato sobre la igualdad y la no discriminación laboral ni personal por razón de sexo. Aunque, a pesar del interesante material de partida y de la admirable figura de Ruth Bader Ginsburg, la película se queda en un biopic un tanto convencional, que sí que arroja luz sobre la necesidad de un cambio social que fuera parejo al cambio legal para reconocer la igualdad de la mujer, pero que no tiene la suficiente garra ni es tan memorable cómo imaginábamos para trascender. 

SONIA BARROSO.-

 

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