Turbo, de David Soren, responsable de Espantatiburones y Madagascar 2, es la nueva propuesta de Dreamworks para los más pequeños de la casa y la verdad es que no es demasiado acertada. El inicio del film es flojo. La primera media hora se ocupa de la presentación de los personajes: el protagonista incomprendido y el hermano mayor súperprotector, así como la transformación del caracol (que nos recuerda a la de Spiderman).
Éste se mete en el motor de un coche tuneado en el que, al meter el oxido nitrógeno, se le cambia su ADN y se vuelve más rápido. Hay una plaza donde los propietarios de las tiendas se decican a hacer carreras de caracoles. Un mejicano algo «friki» y su hermano, quienes regentan un restaurante de tacos recogen a Turbo. Estos, al ver su potencial y su rapidez, quieren inscribir a Turbo en las 500 millas de Indianápolis. En la carrera aparece el villano (que nos recuerda curiosamente a David Villa)…
Y hasta aquí podemos desvelar de una trama más o menos distraída, pero que adolece de un final previsible con mensaje más previsible todavía: el más débil gana al mejor.
Lo mejor del relato es el momento de la carrera, que resulta muy trepidante y bien resuelta, así como las divertidas voces en versión original de Ryan Reynolds, Samuel L. Jackson y Paul Giamatti, entre otros.
Una película para toda la familia de la que nos esperábamos más tratándose de Dreamworks. Se deja ver, pero no le pidáis mucho más. Eso sí, posiblemente gustará a los seguidores de Cars y Fast & Furious.
JR PALOMAR.-