THE KING: EL FAIL DE CHALAMET

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Que Timothée Chalamet es uno de mis actores preferidos de la actualidad ya es sobradamente conocido por todos los que sigáis mi TL en twitter. Quizás no sabíais que uno de mis géneros preferidos es el drama histórico. Por ello, The King, del director australiano David Michod, reunía, a priori dos alicientes lo suficientemente atractivos para despertar mi interés. Eso, por no sumar, las presencias de Robert Pattinson, uno de los actores con más proyección y más interesantes de la actualidad, y Joel Edgerton, otra presencia actoral de empaque.

Por ello, la historia de Hal, príncipe heredero del trono de Inglaterra y futuro Enrique V, desde ser Hal, la oveja negra de la familia real por ser un joven aficionado a la bebida y a las mujeres de mala reputación hasta su ascenso al trono y cómo debe lidiar sus relaciones con Francia -guerra incluída y sus posteriores consecuencias-, podría ser una nueva versión actualizada y alejada de los ecos shakesperianos de anteriores versiones, tales como Enrique V, de Laurence Olivier y la más reciente de Kenneth Branagh.

Pero la película presenta serios problemas que la hacen una propuesta muy irregular. Primero, su duración, sus 2 horas y 20 se hacen demasiado largas, principalmente en una primera mitad que se hace muy pesada y plomiza (¡los ronquidos y el aburrimiento en el cine en el que la vi. Sí, me di el gusto o el disgusto de «disfrutarla» en pantalla grande en los cines Verdi de Barcelona para su estreno en salas el 18 de octubre, aunque desde el 1 de noviembre se podrá ver en Netflix para los usuarios de la plataforma).

La segunda, la dudosa elección de su protagonista. Un Timothée Chalamet que, si bien tiene una dicción británica más que correcta -teniendo en cuenta que es franco-estadounidense-, no da la talla como rey. Y no lo decimos por su extrema fragilidad física sino, sobre todo, por su escasa convicción a la hora de afrontar un papel de esta envergadura en el que brilla muy fugazmente en dos ocasiones de la trama.

En su lugar, se le «meriendan» el resto del reparto. Empezando por un Robert Pattinson (de los pocos actores de origen británico de la película, y que curiosamente interpreta al Delfín de Francia y habla inglés con una extraña dicción francesa), que defiende el personaje más peculiar y extravagante del relato, que podría ser tan caricaturesco como irreverente, pero que en los escasos minutos que sale en pantalla tiene una fuerza inesperada (y cuyo personaje resuena durante todo el film). Siguiendo por un Joel Edgerton, animal escénico como John Falstaff, el mejor amigo y compañero de tabernas del joven Hal cuándo aún no es rey. En papeles menores, aunque relevantes, encontramos a Sean Harris, como consejero del rey, y a Lily Rose-Depp como la infanta de Francia y hermana del Delfín, con dos escenas en las que demuestra bravura.

Aunque la segunda parte de la trama (la guerra y sus consecuencias) resulte más intensa e interesante en su planteamiento, la ambientación de época y su fotografía sean cuidadas, The King acaba siendo un plato algo indigesto y no de buen gusto para todos los paladares. Ni siquiera para los que disfruten con los avatares personales y políticos de los grandes monarcas de la historia.

SONIA BARROSO.-

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