THE HOUSE OF JACK BUILT, PIG, SUMMER OF 84 Y ZOO

The House that Jack Built: En la sección oficial fuera de competición hemos sufrido o gozado (depende de cada uno) la última provocación del siempre polémico y que no deja nunca indiferente, Lars Von Trier. En 147 minutos, el director danés nos hace un retrato sobre Jack, un psychokiller apodado Mr.Sofiscated, quien ha asesinado a más de 60 víctimas, incluídas mujeres indefensas y niños. El personaje, interpretado por Matt Dillon, se presenta ante el espectador por la brutalidad de sus acciones, por su poca o nula compasión ni empatía con sus víctimas -a pesar de su agudo y negrísimo sentido del humor y modo de encarar la vida-. Este personaje podría verse como un alter-ego del propio director: Psicópata, provocador, nihilista, sin remordimientos de ninguna clase y con frialdad y crueldad extrema a la hora de ejecutar sus acciones.

Sólo se salva la película por la originalidad de su planteamiento, por algunas de sus ideas que pueden servir como lúcida reflexión sobre la «fagocitación» del arte y la cultura contemporáneas, y por la estupenda interpretación de Matt Dillon. Pero la misoginia del director, su crueldad para con las víctimas aparentemente más vulnerables (mujeres y niños) no se pueden justificar, si uno tiene una mínima consciencia moral o tiene familia (y la quiere, claro está), pero supongo que cada uno es libre de expresarse como quiera y de provocar a placer, y sí, Faces-friends, a Lars Von Trier siempre le perdonamos mucho porque ya sabemos de qué pie cojea, ¿verdad?

Quizás la provocación es buena, pero siempre dentro de unos ciertos límites. ¿O creéis que en el arte de provocar y suscitar reacciones extremas en el espectador todo vale? ¿Puede haber paz y redención para un ser tan malvado? Éstas son las dos preguntas que me suscitó el visionado de este film, cuya mayor virtud es que no provoca indiferencia y eso, es mucho. Aunque, lo más preocupante sean los aplausos de parte del público o de la crítica tras determinadas y sangrientas acciones del protagonista, sobre todo cuándo se ceba con los más «débiles». Lo mejor, sin duda, su final, absolutamente merecido, aunque, eso sí, muy alegórico y con ecos a la Divina Comedia de Dante. S.B.

Pig (Khook) es una curiosa película iraní, del director Mani Haghigi (un colaborador habitual de Asghar Farhadi), presentada en la pasada Berlinale y ganadora del premio al mejor guión en los Asian Film Awards, y no nos extraña esto último, pues la idea original y algunos diálogos son tan divertidos como delirantes. Cuenta la historia de Hasan, director de cine que empieza a estar hasta las narices de todo y con el que el público puede fácilmente empatizar: Su mujer flirtea con otro hombre, su actriz y musa decide abandonarlo y, encima, empiezan a producirse una serie de asesinatos de colegas suyos de dirección en Teherán con un mismo modus operandi: Todos aparecen decapitados. Así pues, Hasan tendrá que lidiar con sus poco halagüeña situación personal, así como con las acusaciones de asesinato por parte de una facción radical de sus seguidores en redes sociales que le acusan de asesino.

Me funciona la película como una comedia negrísima y gamberra que explora el poder de las redes sociales cómo catalizadoras a la hora de tratar de hundir a una persona pública dilapidando su carrera con acusaciones aparentemente «falsas». Además, el personaje irá viviendo mil y una peripecias a cuál más delirante -aunque mi escena favorita es la del «fake concert» con una raqueta de tenis-. Por el contrario, el que quiera festín de sangre, aquí no lo va a encontrar, ya que sólo la hay en escenas puntuales.

Aún así, sin ser un film redondo, ni mucho menos, es un soplo de aire fresco, de 100 minutos de duración, que se agradece enormemente entre tantas películas de más de 2 horas de duración existentes en esta edición sitgera. S.B.

Summer of 84: Una de las películas más esperadas en Sitges en parte gracias al éxito que fue el anterior trabajo de sus directores, Turbo Kid. Desde el primer momento avisaron que en este caso la película era completamente distinta a su anterior obra y efectivamente no podía ser más cierto. Aún así en ambos casos se nota que los directores no ocultan su amor hacia el cine de los años 80 (no olvidemos que Turbo Kid tenía mucho de Mad Max). En este caso creo que la película sabe a poco. En un momento donde lo ochentero está tan de moda que ya empieza a saturar por cantidad lo que algunos buscamos es la calidad frente a una simple avalancha de referencias. El ejemplo más claro que te viene a la cabeza es Stranger things cuando ves Summer of 84, donde la serie de moda de Netflix ha provocado que nuevas generaciones se interesen por la infancia y juventud de sus padres y cómo muchos referentes que conocen ahora surgieron de otros referentes de esa época.

Un grupo de niños que viven en un barrio residencial y que son en sí mismos referencias a otros personajes ya conocidos (el rebelde salido, el enamorado inocentón que reparte periódicos, el gafitas empollón, el gordito) se dedican a jugar a detectives cuando un asesino en serie secuestra y mata a chicos en esa ciudad y las sospechas recaen en uno de sus  vecinos. Si el vecino fuera vampiro, casi teníamos Noche de miedo. El problema es que la película quiere jugar más a la historia de niños jugando a ser mayores y la pérdida de la inocencia (el final es claro en ese aspecto) que a recrear un clima de terror o fantástico. Por eso me sentí algo decepcionado al ver lo que en mi parecer era una oportunidad perdida de darle algún giro de guión o vuelta de tuerca para sorprender en ese aspecto. Parece una película más preocupada por ir dirigida a un público amplio que a ofrecer algo más de terror (el terror que hay es demasiado cotidiano y obvio, con lo que perdí todo interés buscando un giro final que nunca llegó). Pequeña decepción aunque gustará a nostálgicos y a un público juvenil. J.I.P.

 

Zoo:  En la sección oficial Discovery han presentado esta película cuyo director Antonio Tublen ya presentó hace años otra película en Sitges, “LFO”. En esta ocasión e igual que en muchas de las películas que concursan en Discovery tenemos una propuesta que pretende salirse un poco de lo normal dentro del género fantástico. El problema es que se queda un poco a mitad camino y el resultado final, aunque no sea del todo insatisfactorio, parece apresurado en la ejecución. Aquí tenemos la historia de un matrimonio joven en horas bajas con un pasado trágico que, cada uno en su medida, no han podido superar. Lo que parecía un día normal se convierte en una aventura cuando a su alrededor estalla un apocalipsis zombie y deben quedar recluídos en su piso a la espera de un posible rescate. Lo que vemos a continuación es casi una obra de teatro de dos personajes en un único escenario donde se analiza la relación entre ellos. Y lo hace con clave de humor y bastante acertado, donde cada uno supera su drama a su manera y deben sobrevivir cómo pueden.

La pega radica en que a mitad metraje deciden girar el tono al drama pero a un nivel tan light que a uno no le parece llegar a sentirlo pero sí ha desaparecido todo apunte cómico. Por eso acaba en un punto alejado de la comedia y del drama que podía haber llegado a ser (se desaprovechan dos momentos en que se interactúa con otros supervivientes de una forma muy insulsa). El final acaba girando a una trama romántica muy previsible y te viene a la cabeza ese dicho popular sobre los amantes de Teruel, con lo que uno sale de la sala con la sensación de haber visto una buena idea mal ejecutada en el guión. Pequeña decepción aún no esperando mucho de ella a priori. J.I.P

SONIA BARROSO/JOSÉ ISAAC PELLICER.-

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