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THE FATHER. LA REALIDAD EN UNA MAQUINARIA DESORDENADA
marzo 31, 2021 Gran Publico

Cuando mi piel palidezca y mis músculos pierdan su fuerza, cuando mis ojos pierdan su brillo y mis labios su tersura, ese día solo quedarán mis recuerdos. Lo vivido será mucho más intenso que lo que reste por vivir. Me refugiaré en la memoria para volver a experimentar aquello que por la edad me será prácticamente imposible volver a sentir.  Pero…y si mi memoria falla…¿qué me quedará? ¿Qué será o habrá sido real? ¿Cómo lo distinguiré?. The father es la adaptación de la obra teatral Le Pére del dramaturgo Florian Zeller, quien también ha sido el encargado de su adaptación y dirección cinematográfica.

Zeller nos ofrece la visión de Anthony, interpretado de forma excepcional por Anthony Hopkins, un anciano que comienza a perder el contacto con la realidad que le rodea. La actriz Olivia Colman da vida a Anne, la hija del protagonista, que tiene que luchar con su padre y su nuevo día a día. Una cotidianidad que se nos presenta desde la mente de nuestro protagonista como una lámina de Escher, jugando con nuestra mente al ratón y al gato, zambulléndonos de lleno en la perspectiva vital de aquellos que comienzan a vivir la confusión de los años.

Anthony es un hombre de carácter, maniático de sus cosas, al que no le gusta que nadie le pise el terreno, le cuesta ceder el mando, mando que irremediablemente ha tomado su hija y con él, la toma de decisiones como la que supone proporcionarle cuidadoras para que le ayuden mientras ella no puede, cuidadoras que se marchan por las confrontaciones con el anciano. Anne sabe del carácter de su padre y con mucha mano izquierda intenta hacer la vida del mismo más llevadera y sobre todo más segura, aunque a su vez se encuentra en la encrucijada de vivir su vida junto a su padre o vivir la suya propia.

La película en un principio puede incluso llegar a parecernos algo caótica, a pesar de llevar un ritmo constante en su planteamiento, ya que no logramos ensamblar bien las piezas de las escenas que nos están mostrando. Poco a poco vamos entrando en su engranaje hasta que finalmente todo encaja, y lo hace de una forma descorazonadora pero necesaria y todo gracias a un guión perfectamente orquestado y a un montaje acorde al mismo. No puedo decir que la película te deje sensaciones desagradables como muchas otras, para mí no ha sido así, pero si es cierto que el pellizco en la boca del estómago es intenso. El tema a tratar y la perspectiva desde la que se nos muestra es un enorme acierto ya que en una sociedad cada vez más envejecida poco se habla de todas esas enfermedades que afectan a nuestro desgaste cerebral y sus consecuencias tanto para los pacientes y como para sus familias. Y todo desde el punto de vista del afectado, elección magistral.

El reparto de la cinta es magnífico en su totalidad. Olivia Colman hace gala de esa naturalidad innata que nos brinda en sus actuaciones siendo más que creíble en su papel, y  qué decir del celebérrimo Anthony Hopkins, soberbio, sublime, perfecto. Si habéis tenido la desgracia de contar entre vuestro círculo cercano con alguien aquejado de algún tipo de demencia, alhzeimer o similar sabréis más que de sobra lo que es la mirada del vacío.

Jamás pensé que podría verla reflejada de una forma tan real, tan palpable, tan apabullante en una película, y, en este caso, una escena en concreto sin duda se quedará grabada en mi memoria hasta que ésta, desgraciadamente, me falle.

Una película que no nos va a dejar indiferentes porque, además, ese es su propósito, conmovernos pero sin utilizar ni un ápice de edulcorante.

VANESA LORENZO VIVIAS.-

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