THE ETERNALS, DONDE LOS VALORES ESTÁN POR ENCIMA DEL DEBER

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The Eternals, Los Eternos en castellano, es la nueva aventura cinematográfica de la oscarizada directora Chloé Zhao y su primera incursión en el universo Marvel. Basada en los personajes de los cómics que dan nombre a la cinta, esta película no es una historia de superhéroes al uso, o al menos no es a lo que el espectador está acostumbrado. Siendo completamente sincera, desconocía las raíces de estos héroes, y le quito el prefijo “súper” ya que, a pesar de sus poderes, a mí me han recordado constantemente a la tradición griega, a su mitología y a sus divinidades, cosa que no quiere decir que sea un fiel reflejo de ésta ni mucho menos. Quizás por esto se eligió a una directora como Zhao para llevarla a la pantalla, ya que estos personajes necesitan de algo más que un constante estímulo donde priman las confrontaciones físicas. Pero no vayáis a pensar que la película está exenta de batallas, las hay y desde el minuto uno, pero es cierto que también se nos da y se nos quiere dar a conocer a los personajes de forma patente, algo imprescindible para contextualizarlos y darles la profundidad suficiente para entender lo que ocurre y sus motivaciones. La línea de acción de Marvel decae, es cierto, pero entiendo que, en una cinta tan coral, si no se sacrificase en cierto modo esa parte los personajes pasarían de puntillas.

Los eternos son una raza de seres supuestamente inmortales que viven en la tierra desde los albores de los tiempos, cuya misión es proteger a los humanos de sus máximos depredadores, los desviantes. Nuestros héroes no pueden intervenir en los conflictos que los hombres tienen entre sí, la humanidad sigue siendo poseedora de una de las premisas que las religiones siempre han utilizado para justificar las injusticias de los Dioses, el libre albedrío. Una vez terminada su misión en la Tierra, que es exterminar a los desviantes, esperan poder volver a Olimpia, su planeta natal, pero al descubrir la verdadera naturaleza de ésta todo cambia. Estos héroes están divididos en dos grupos, cinco de ellos tienen habilidades de combate y el resto tienen habilidades tales como controlar las mentes, crear ilusiones, diseñar artefactos, curar o transformar la materia.

 

En nuestro planeta llevan habitando Los Eternos desde hace 7.000 años, por lo que la cinta en su primera mitad nos traslada, mediante la utilización de flashbacks, a momentos históricos muy importantes, que son utilizados como excusa para que tengamos mayor conocimiento de los personajes, de sus poderes y de la relación existente entre ellos. Obviamente, estos hechos históricos se producen en distintos lugares por lo que durante toda la cinta vamos a ir viajando de un sitio a otro; la película está plagada de localizaciones muy diversas en todos los sentidos, tanto cuando nos sitúa en hechos pasados como en los que transcurren en el presente. Probablemente éste sea uno de los matices diferenciadores de otras cintas de temática similar, Chloé Zhao nos pasea por el globo terráqueo mostrándonos multitud de orografías diferentes, pero aquellos que estéis esperando el sello autoral de la directora os vais a decepcionar o quizás sintáis alivio ya que no vais a encontrar amaneceres infinitos copando el metraje de la cinta, aunque si es cierto que su habilidad para reflejar paisajes diversos es una impronta en esta película al igual que los planos generales, un tanto hieráticos en algunos momentos. Lo que es realmente sello Zhao es la fotografía de la película, quizás una fotografía demasiado natural para este tipo de cinta, pero que para una profana como yo se agradece enormemente.

De buen ritmo, aunque no frenético, la película entretiene mucho más de que cabía esperar e, incluso, llega a crear momentos de verdadera tensión esperando a la resolución de ciertas escenas.

Su guión se alimenta de valores y de conflictos morales que podrían levantar ampollas en los sectores más conservadores, pero, gracias a estar envuelta de ese bastión tan arquetípico que es el “salvar a la humanidad”, a las mentes más catas no les hará todo el daño que podría.

Uno de los aspectos que más me ha gustado de la película es la representación de la diversidad y de la familia. Afortunadamente a pesar de ser unos seres que tienen miles de años de edad han sabido adaptarse al siglo XXI o ,mejor dicho, los han sabido adaptar. Deficiencia auditiva, redes sociales y fama, enfermedades mentales, diversidad sexual, la decepción que supone la humanidad para aquel que la observa o la lucha contra lo establecido por el poder, son algunas de las características de los héroes que nos ofrece Zhao y lo hace de una forma muy ligera, sin que en ningún momento pensemos que nos están metiendo un manifiesto filosófico con calzador, porque además el mantra “a la familia hay que protegerla” (afortunadamente sea cómo sea esa familia) hace que su discurso sea mucho más cercano y podamos empatizar con la lucha de estos personajes. Y, por supuesto, para no alejarse del lugar del que provienen no podían faltar los guiños al universo Marvel e incluso un pequeño homenaje a Stars Wars.

El aspecto técnico es otro de los aspectos destacables de la cinta, aunque en algunos momentos la naturalidad de los paisajes no acaba de ensamblarse al cien por cien con los efectos especiales y el CGI.

En las interpretaciones es quizás donde la cinta esté más descompensada. Salma Hayek (Ajak) y Richard Madden (Ikaris) otorgan a sus personajes de una falsa solemnidad que resultan fríos y distantes cuyas interpretaciones son tan tibias que es muy difícil conectar con ellos. Angelina Jolie (Thena) y Barry Keoghan (Druig) por el contrario hacen muy creíbles a sus personajes y sus interpretaciones logran que puedas entender su evolución y empatices mucho más con ellos, para mí los mejores del reparto.
También podría destacar a Kumail Nanjiani (Kingo) y a Brian Tyree Henry (Phastos) no tanto por la calidad de sus interpretaciones, que no son nada desdeñables, si no más bien porque sus personajes son los que aportan los momentos de humor más significativos de la cinta, que los hay y no escasos.

Esperaba más de Gemma Chan como Sersi ya que, al ser la verdadera protagonista de esta historia, pensaba que su presencia sería algo más fuerte y poderosa aunque también es probable que al humanizar en cierto modo a su personaje la actriz no haya conseguido el equilibrio deseado entre la sensibilidad y la fuerza.

El resto del reparto está correcto, sin más, nada realmente destacable en sus interpretaciones.

En resumen, Los Eternos es una película que baila una peligrosa danza entre el cine de superhéroes y el cine de autor sin llegar a definirse, con fortaleza en ninguno de ellos, y que seguramente a los espectadores más acérrimos de ambos bandos no llegará a convencer, pero es una propuesta que entretiene, que está bien resuelta, que gana en la profundidad de su temática y que lo que es en mi caso se refiere me ha sorprendido para bien.

A los que le deis la oportunidad de verla, de ver algo distinto dentro de su género, deciros que hay dos escenas escenas postcréditos que dejan abierto claramente el camino hacia una secuela y que yo sorprendentemente vería.

VANESA LORENZO VIVAS.-

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