THE CREATOR Y LAS IMPRESIONES DE GARETH EDWARDS

El 29 de septiembre se estrena la última película de Gareth Edwards, The Creator. Según este director de películas de ciencia ficción, en su profesión hay que aspirar a lograr la Santa trinidad filmográfica: una peli de extraterrestres, una de naves espaciales y una de robots. Ya había conseguido el primer objetivo con Monster, el segundo con Rogue one, y ahora le tocaba el turno a los robots con The creator.

En esta ocasión nos presenta una historia de guerra mundial futurista entre oriente y occidente por la salvación o destrucción de la Inteligencia Artificial. Por cierto, occidente es Estados Unidos y para de contar. Oriente en cambio, es Nueva Asia, un conglomerado de tópicos típicos de Tailandia, Vietnam y, aunque el director no la nombrara, China.

Un choque de intereses, el miedo a lo desconocido y al progreso y una catástrofe de enormes dimensiones e impacto lleva a la humanidad a separarse en dos bandos: los asiáticos, que respetan a robots y androides como si tuvieran conciencia propia y estuvieran vivos; y los americanos, que aseguran que no están vivos, sólo programados, con lo que no se les mata, sino que se les apaga.

Sinopsis y protagonistas

El argumento se centra en un militar estadounidense cuyas emociones y experiencias le hacen plantearse dudas ante la premisa del bando norteamericano de que los robots creados con Inteligencia Artificial no tienen conciencia ni se les puede considerar seres vivos y el golpe de gracia se lo da el descubrimiento del arma definitiva del bando enemigo: una niña pequeña que puede controlar las fuentes de energía y tiene la capacidad inaudita de crecer, aprender y hacerse cada vez más poderosa. Su objetivo es matarla, pero ¿puede matar a un niño a sangre fría?

Además, surge otra razón para mantenerla con vida, una más egoísta y personal. Algo por lo que a él le merece la pena morir y dejar un reguero de cadáveres por el camino, tanto enemigos como amigos.

Como dijo Gareth Edwards en el coloquio posterior, en sus películas le gusta representar un conflicto interior que choca con un conflicto general hasta que acaban conectándose, que es lo que pasa con el protagonista, Joshua, interpretado por John David Washington.

Otro personaje que acaba cobrando tanta importancia y fuerza en la pantalla que en algunos momentos eclipsa al protagonista es Alphi, el arma secreta y definitiva del bando asiático, llevada a la pantalla por la niña actriz Madeleine Yuna Voyles; qué, en palabras del director, le dejó tan impresionado al comprender tan bien lo que se esperaba de ella sin necesidad de muchas explicaciones que imprecaba al resto de los actores que ya podrían aprender de ella.

Edwards aseguró que no le gustaba nada trabajar con niños, porque suele resultarle difícil manejarlos. Pero que la primera vez que vio actuar a la “Alphie” de su película les hizo llorar a todos. Impresionado, le puso un reto interpretativo aún más difícil y también lo bordó, así que no tuvo dudas con ella. Ni tampoco problemas a la hora de dirigirla. Fue elegida en un casting, que se llevó a cabo a nivel global, entre cientos de candidatos.

Ideas, mensajes y producción

En The Creator se muestran los horrores de la guerra: el odio sin sentido que se les mete en la cabeza a la población para justificar los medios para llegar a una victoria contundente; cómo el bando americano hace uso de lo que quiere destruir cuando interesa; la deshumanización de los seres humanos; cómo las situaciones extremas nos hacen despiadados y la vida pierde todo su valer frente a las ideas; y un largo etcétera de cuestiones de dudosa ética moral.

La forma de contarlo también es peculiar. Se hace por capítulos, como si se tratara de una serie, y con un punto de road movie que el director confiesa que viene de la forma en la que se le ocurrió el argumento. Le encanta viajar y sus ideas suelen venirle cuando pasea o conduce y se dedica a observar lo que acontece a su alrededor.

En esta ocasión, vio una fábrica a lo lejos y empezó a imaginarse qué pasaría si fuera un robot que de repente se despertara en esa fábrica recién creado y saliera al mundo… una idea aburrida, decidió. Y siguió pensando, pensando… ¡hasta que se le ocurrió la mejor película del mundo! Una maravilla que había que rodar inmediatamente. Entonces comenzaron a rodarla y lo que en su mente sonaba tan bien comenzó a cambiar, a evolucionar y escaparse de sus manos y ya no le parecía una idea tan buena. Cuando se montaron las escenas y dio lugar a una película de cinco horas ya quería cortarse las venas, pero entonces el equipo de edición hizo su magia y ya volvió a gustarle un poco más. Y ahora lo que llegaba a las pantallas es un peliculón al que él ve muchos fallos, porque lo ha vivido desde dentro principalmente. Algo que nos pasa a todos, ya que no hay peor crítico que uno mismo, como se suele decir.

Pero la película desde el punto de vista de los espectadores es una gran producción con cuidadas escenas de acción; espectaculares efectos especiales; interpretaciones correctas; un argumento tierno entre tanta desolación y destrucción, aunque netamente típico y con giros predecibles; y dos horas y cuarto de seguir las evoluciones del guion clavados a la butaca y sin pestañear, emocionándonos, soltando adrenalina, indignándonos y empatizando con unos y otros; porque, esto último es lo que asegura que quería conseguir Edwards: despertar nuestra empatía con un película que mezcla inspiraciones sacadas de Apocalypse now, Blade runner y pelis de James Cameron como Avatar.

En cuanto a la banda sonora, él quería algo que sonara como las míticas bandas de los 70, estilo Led Zeppelin o Aerosmith (el tema principal es Dream on, un tema suyo muy épico), combinado con estilos de rock asiático, y así se lo transmitió a Hans Zimmer, el compositor responsable de la banda sonora de este thriller de ciencia ficción. En mi opinión, con la selección de temas han conseguido un resultado impresionante que da mucha fuerza a las escenas más impactantes.

El futuro según Edwards

Durante el coloquio, el director de The Creator expresó una tímida opinión sobre el enorme salto que se ha dado con la Inteligencia Artificial de un año para acá y de cómo influirá en el sector cinematográfico.

En cuanto a la última cuestión aseguró con total sinceridad que no tenía ni idea. Y en cuanto a lo primero, que ahora mismo da un poco de temor, pero que dentro de muchos años echaremos la vista atrás, veremos todo lo que se ha progresado en medicina, en tecnología y en servicios beneficiosos para la sociedad y pensaremos que ha sido algo bueno… O estaremos esclavizados por robots, quien sabe.

Asimismo, cuando le preguntaron por el futuro de las películas de ciencia ficción, aseguró que, a pesar de la fiebre de marcas y secuelas que está sufriendo el sector, lo veía con buena salud y con ganas de dar mucha guerra durante los años venideros. Lo que no veía tan boyante era el cine de fantasía, del que cada vez veía menos producciones en la gran pantalla.

DÁCIL MUÑOZ.-

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