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THE BATMAN, PURO CINE NEGRO
marzo 5, 2022 Articulos

Una ciudad bajo una noche eterna; regada por una lluvia perenne; sucia y abandonada; llena de almas oscuras y corruptas; salpicada de violencia y descontrol; atemorizada por una sombra llamada “venganza” cuya voz narra los pecados de la sociedad. Esa voz áspera, dura y certera bien podría ser la de Rorschard, Rick Deckard o Phillip Marlowe, pero no, es la de Batman.

Porque este The Batman no es el habitual fílmico, es cine negro puro y duro –faltaría el pitillo-. Es la historia de un hombre roto por dentro, torturado, desesperado y que arrastra un pasado que pesa como una losa sobre su psique. Mucho más que lo visto anteriormente. Está tan desconectado del resto del mundo que su única manera de relacionarse con él e intentar ayudarlo es imponiendo terror. Hay un detalle al inicio de The Batman que muestra claramente ese sentimiento: El ¿héroe? salva a un ciudadano de una banda disfrazada de payasos durante la noche de Halloween. Su angustia de vivir la expresa mediante la rabia y la violencia descontrolada con la que pelea. El ciudadano, asustado y reculando hacia la pared, le pide que no le haga nada a él, que es inocente. Este es el Batman que nos encontramos en la enésima revisión del personaje. La venganza, el miedo. Lo que podría ser la esperanza por conseguir un mundo mejor, es miedo entre la población. Una tiranía,al fin y al cabo.

Y como todo héroe, necesita su villano. El villano, un psicópata llamado Enigma, no difiere mucho del protagonista. Está bastante más cerca de lo que podríamos imaginar a priori. Limpia la ciudad de la corrupción con un método llamémosle “más expeditivo y teatral”. Incluso el director, Matt Reeves, les iguala visualmente: La primera vez que Enigma vigila a su objetivo, el actual alcalde, el espectador lo ve desde su punto de vista, unos prismáticos. Exactamente igual que la primera ocasión que Batman vigila a Selina Kyle, su objetivo.

En esta trama de murciélago persiguiendo al ratón, un tanto confusa e intrincada a ratos y con un subtexto melodramático, nos encontramos con el Batman que supuestamente es el mejor detective del mundo. No voy a hablar de reminiscencias e influencias de otras obras –véase, los cómics El Largo Halloween, Batman Ego o las películas Zodiac, Seven, El cuervo o, incluso, El Protegido – porque desde que la humanidad es humanidad existen pero por lo visto últimamente parece que solo sirven para bajar el valor de las obras. No hay nada inventado. Lleva todo inventado 100 años. En fin…

No quiero explicar demasiado de la trama de The Batman, pero la primera hora y media larga me pareció una película interesantísima e incluso extraordinaria, con sus errores por supuesto, y el resto me gustó, aunque el tono bajase hacia territorios más explorados. Sus tres horas no se me hicieron largas, y aunque se podría condensar el metraje para intentar no abarcar tanto –está por ver si tendremos mini saga- hay dos escenas donde el tijeretazo es más que evidente. Se evita mostrar escenas del hogar de Bruce Wayne, que apenas aparece, en aras del avance de la narración detectivesca. The Batman es Gotham City y Batman, no es Bruce Wayne.

Matt Reeves y el gran director de fotografía Greig Fraser juegan mucho con las sombras y las luces duras. El tiroteo en el túnel y la pelea en el gótico Berghain son una buena muestra de ello. El uso de lentes anamórficas me chirría en según que planos y el foco crítico en los detalles, bastante. Me ha parecido muy acertada la decisión de poner la cámara fija en los vehículos durante la persecución en coche, no tanto la edición de la misma, un poco confusa.

Sea como fuere, creo que es una película que merece muchísimo la pena ir a ver y disfrutar. A fin de cuentas, ese es el objetivo final del cine y no el de discutir entre nosotros sobre quién tiene o quién no tiene la verdad absoluta. Vamos, como en la vida.

MANEL SÁNCHEZ.-

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