TOCANDO LAS TECLAS

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Espejos invertidos: Esta es la clave de Star Wars VII. Una técnica de guión que el guionista de El imperio de contrataca, Lawrence Kasdan y En busca del arca perdida ha hecho junto al guionista Michael Arndt (Toy Story 3) y al rey de las reformulaciones, J. J. Abrams. La clave de este director es construir historias jugando con las expectativas del espectadores. ¿Cómo? Dándole lo que quiere y dándole la vuelta, sin que el resultado pierda la esencia inicial. Lo descubrió en televisión, lo potenció en sagas como Misión Imposible o Star Trek y ahora lo lleva a Star Wars. Eso tiene, no obstante, un pero, y lo voy a soltar ahora para no empezar con rodeos: Esto funciona porque el material de partida no es nuevo y ya tiene un público fiel.  Pero qué diablos… ¡Esta es Star Wars!

Y la cosa no se queda aquí. La película va más allá. Ahí está el quid de la cuestión. La película sale victoriosa donde las anteriores reformulaciones de LucasFilm no estuvieron a a la altura. El film es un carrusel donde la imagen, la emoción, el guión, los efectos, el humor, la banda sonora…todo está su sitio. Al igual que las trilogías originales de Star Wars o Indiana Jones, Star Wars: El despertar de la fuerza funciona a base de ser un montaña rusa en la que todas esos elementos funcionan como la mejor partitura de la historia.

El film es lo más orgánico que he visto en mucho tiempo y pone tanta carne en el asador que lo cuenta todo, tanto que, a veces, quieres que pare y rebobinar la película. Porque, amigos, ésta es de las que la gente repetirá en bucle. Y, sobre todo, porque tiene relevo. Uno que funciona ya de por sí solo: Ridley, Isaac, Boyega y un nuevo robot que parece sacado de una peli de Pixar. Touché.

Así pues, la franquicia tiene nueva vida y esta vez parece que para largo. Olvidad las precuelas, haced oídos sordos a los spoilers. Entrad al cine. Y disfrutaréis. Todos lo han clavado y la primera que lo ha hecho ha sido Disney que ha sabido vender el caramelo que tenía de la mejor forma. En Navidad, el día del cumpleaños de Steven Spielberg (¿coincidencia?), con unos avances hechos para desmontarse tras el visionado y a la vez para hacer emocionar al fan. Y al hijo del fan. Y al que no lo es y no ha visto una Star Wars en su vida. También es para ellos. Todos los segmentos en el saco. Y funciona.

Tanto como Adam Driver como el supervillano Kylo Ren. Tanto como Harrison Ford de Han Solo. Tanto como Carrie Fisher de Princesa Leia… ¡Recórcholis!… si hasta el director de fotografía, Daniel Mindel, se merece un aplauso. No en vano, la luz es tan importante en la saga como lo resulta en la vida. Hasta ahí lo clavan.

John Williams es un genio de las bandas sonoras, lo sigue siendo con 89 años, y siempre lo será. Pero los años no pasan en balde y los nuevos temas de los personajes se me han olvidado al encenderse las luces de la sala. Sí, todo muy armónico pero lo que hace que la sinfonía y la cinta funcionen son los temas de siempre.

En fin, veréis que no os he contado nada (no hay spoilers ninguno). Sólo que creo que la peli esta muy bien y que la recomiendo a todos que quieran pasar un buen rato, en busca de evasión. Pues nada, coged las palomitas e ir al cine, que es ya la segunda vez que lo digo y no me gusta repetirme. Ah, ¡y que la Fuerza os acompañe!

PD: Por cierto, Luke Skywalker…vale, ya me callo.

JOAN BOTER ARJONA.-

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