MARISMAS MISTERIOSAS

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La isla mínima, de Alberto Rodríguez, es el thriller del año y no es una perogrullada, ni mucho menos. No vamos a defender el cine español porque sea nuestro cine y quede políticamente correcto, sino porque estamos ante una de las mejores cintas del año, junto con Relatos Salvajes, de Damián Szifron, que se estrenará el próximo 17 de octubre.

¿Qué tiene de excelencia La Isla Mínima? No es por la originalidad de la trama, mil veces contada en el cine policial, desde William Friedkin hasta Antoine Fuqua, pasando por David Fincher (un referente para el director, sin lugar a dudas), ni por la descripción de personajes, un gran cast, todo sea dicho. Sino por la manera de empaparse de todos esos referentes y convertir el film en una experiencia cinematográfica única e irrepetible.

La historia de dos policías de Madrid es la historia del pasado político-social de la España de principios de los 80, un país con grandes claroscuros, entre la Transición y la Democracia. Uno de ellos, es Pedro, con un turbio pasado y de vuelta de todo, encarnado por el genial Javier Gutiérrez; y el otro policía es Juan, un agente con ganas de cumplir con su deber y con un futuro muy prometedor en el ámbito personal y profesional, interpretado por un muy convincente Raúl Arévalo. Ambos están unidos por una investigación que ha conmocionado una pequeña localidad de las Marismas del Guadalquivir y, por ende, tiene en vilo a toda la opinión pública española: El de la desaparición y muerte de dos adolescentes lugareñas.

La descripción de la comunidad cerrada andaluza, con sus supersticiones y religiosidad, con sus secretos y mentiras soterradas, es sencillamente excepcional. Tan excepcional como sus personajes secundarios, desde  los muy creíbles Antonio de la Torre hasta Nerea Barros, pasando por el que va a ser el Goya revelación del año, un Jesús Castro, apodado «El Quini», el guaperas del lugar, de mirada azul acerada, ambiguo y chulesco a partes iguales.

Y qué deciros de la portentosa realización del film, a cargo de Alberto Rodríguez y su director de fotografía, de cámara, Álex Catalán : Con unos impresionantes planos aéreos de las Marismas del Guadalquivir combinándose con unos planos medios y primeros planos de sus atribulados personajes. Todo ello acompañado de una espeluznante banda sonora, que se te mete en el cerebro, a cargo de Julio de la Rosa.

Así pues, el cóctel está servido. Ni es True Detective ni tampoco David Fincher, la Isla Mínima es un thriller oscuro con personalidad propia. De ahí que sea una experiencia cinematográfica inolvidable.

SONIA BARROSO.-

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