A man of reason
A man of reason (sección Órbita) era uno de los platos fuertes del regreso de la sección de acción del festival. Debut como director de Woo-Sung Jung, actor protagonista de la que es una de mis filias personales, el maravilloso western coreano El bueno, el malo y el raro, donde era el bueno del título. La historia es la típica historia dentro de este género y nos resulta conocida por todos (en la presentación en el Auditori se citó El fuego de la venganza de Tony Scott): un asesino profesional que decide dejar atrás su vida de crímenes debido a una niña de la cual debe ser protector y, en este caso, padre tras la muerte de su madre. Evidentemente, tendremos al grupo de gángsters que no les hace gracia que se jubile y se lo pondrán difícil. Si fuera una cinta americana habría sido fácil que cayera en manos de Liam Neeson o de Keanu Reeves, si John Wick tuviera una hija. De hecho, me venía todo el rato a la cabeza otra cinta brillante muy parecida, El hombre sin pasado, superior en este caso.
Hunt
Hunt era el plato fuerte de este año en la sección Órbita y raro sería que nadie le quitara el premio a mejor película de su sección. Dirigida por el ahora célebre Jung-Jae Lee (El juego del calamar) y repitiendo Woo-sung Jung tras A man of reason como co-protagonista junto a él, tenemos una historia de espías entre Corea del Norte y del Sur, con un atentado al presidente, una revolución como telón de fondo y la búsqueda de un misterioso topo en uno de los bandos. La acción está rodada con un pulso excepcional, con tiroteos en la onda del ya clásico de Heat de Michael Mann, y el guión es notable. Si le pusiera un pero sería que requiere del espectador una gran atención para no perderse entre tanto personaje, intriga, dobles agentes y trampas a lo largo de sus más de dos horas, aunque siempre la atención está centrada en los dos protagonistas y su lucha de poder. Muy a tener en cuenta.
Mal de ojo
Mal de ojo (sección Panorama) es una propuesta mexicana la mar de interesante. No cuenta nada nuevo. Trata de una familia con una niña enferma que buscan desesperadamente una cura, aunque sea recurriendo a métodos sobrenaturales. Pero también trata de maldiciones y de cultos paganos. Destacaría a su protagonista femenina, la joven Paola Miguel como Nala, que se lleva a los hombros el peso dramático de la película junto a la también joven Ivana Ferro. A través de un cuento se va mezclando realidad y ficción hasta que uno descubre (más pronto que tarde) cómo encajan las piezas. No tiene un nivel de terror muy destacable, es más bien un cuento de brujas y maldiciones a través de los años pero las interpretaciones dan de sí lo suficiente como para salvar la cinta. Aún así siempre es refrescante ver propuestas de otros países con sus peculiaridades culturales y alejarse un poco del mundo anglosajón y oriental en cuanto a terror se refiere.
Flux Gourmet
Flux Gourmet (sección Oficial a Competición) es la nueva propuesta dirigida por Peter Strickland después de la célebre y brillante In Fabric, que ya se presentó en Sitges hace unos años. Si uno ya ha visto dicha película sabe que a Strickland le encanta la forma y el fondo, y que siempre aprovecha la oportunidad para hacer una crítica a lo estético, lo artificial, la moda y lo que conlleva. En este caso, el plato no es del gusto de todos los paladares. En el pase al que asistí conté al menos a veinte personas abandonando la película y alguno más cuyos ronquidos se oían claramente. ¿Cómo es la película? Es un ejercicio donde, según creo, prima lo estético por encima del relato, con una crítica hacia el arte moderno (los personajes trabajan en una serie de performances relacionadas con la cocina y el sonido que produce) y los personajes se unen a dichas performances para resolver en mayor o menor grado sus traumas personales. Destacaría al protagonista, el narrador de la historia, un pobre hombre que ve lo que ocurre a su alrededor con incredulidad pero que, debido a un “malestar” en su cuerpo, busca desesperadamente algo que lo alivie de dicho pesar. Momentos desagradables que creo que solo buscan el asco en el espectador y mas que impactar resultan hasta cómicos con lo que uno se puede llevar de dicha película con el paso del tiempo. No la pondría después de una cena familiar.
JOSÉ ISAAC PELLICER.-
