Sitges 2021: Mona Lisa and the Blood Moon y Titane

La 54a edición de Sitges ha comenzado, por primera vez en su historia, con una película dirigida por una mujer, Mona Lisa and the Blood Moon, de la directora de Una Chica Vuelve a Casa de Noche, Ana Lily Amirpour, nos habla sobre la inadaptación, la soledad y la necesidad de encontrarse a uno mismo y de mejorar la propia vida. Y lo hace a través de Mona Lisa, una joven coreana con «poderes especiales» que tiene muy claro que no quiere volver al psiquiátrico. A través de sus encuentro con una bailarina de un club de striptease, una superviviente cuya vida no le ha resultado nada fácil (estupenda Kate Hudson) y de su hijo de 11 años, con el cual tiene una relación un tanto complicada.

La película, a caballo entre el drama y el thriller, tiene algunos momentos de ternura, que no sensiblería, entre algunos de sus personajes. Los sueños de cada uno de ellos y sus anhelos también se ponen en evidencia en esta historia…Con algunas imágenes bellísimas y al ritmo de una banda sonora donde predomina la música electrónica. Yo he entrado y he conectado con este periplo por la noche y la vida en el Nueva Orleans actual, con momentos duros, aunque con puertas abiertas a la esperanza.

Por otra parte, Titane, Palma de Oro en el pasado festival de Cannes, es una película extraña, incómoda, de esas que remueven las entrañas del espectador y que no pueden ser recomendadas al público en general. Alexia, ese ser que tras un accidente, sólo disfruta con el contacto con los vehículos y que rehuye de toda relación humana, reaccionando con descarnada violencia tiene su contrapunto en Vincent, un bombero que sufrió la desaparición de su hijo y la acoge como tal.

La evolución de la relación entre ambos personajes quizás es lo mejor de una propuesta con momentos que quedarán grabados en la retina del espectador por su impacto. Julia Ducornau, la directora de Crudo, firma una obra donde la simbiosis entre ser humano y máquina alcanza unas nuevas cotas. Estamos ante una película inclasificable y, por momentos, cruda, donde los personajes principales son dotados de un extrañísima carnalidad y corporeidad. Una película de la cual conviene conocer poco más de lo que se sabe y que es bastante más que su consabido reclamo de un coche follándose a una mujer. Y de la que es muy complicado dedicarle unas líneas sin apenas reposarla.

SONIA BARROSO.-

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