SIN TIEMPO PARA MORIR: CIERRE IDEAL DEL MEJOR BOND

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“James Bond. Licencia para matar. Un historial de violencia…” Todos tenemos un pasado, y el del 007 de Daniel Craig y su pareja, Madeleine (Léa Seydoux), no tardará en perturbar su retiro y devolverlos a la cruda realidad de sus vidas. Como ya ocurrió en Casino Royale, Italia será el inicio y el fin de la felicidad para Bond, en una película que actúa más como secuela del gran filme de Martin Campbell que Quantum of Solace, y que, al mismo tiempo, continúa directamente la trama de Spectre. El colofón perfecto a la etapa más profunda del famoso espía británico. Todo un homenaje a Craig y su alter ego.

Sin tiempo para morir empieza fuerte y prácticamente no nos da un respiro en todo el metraje. De ahí que la habitual canción introductoria (esta vez a cargo de Billie Eilish, con el magnífico tema No time to die) no comience hasta bien entrada la película.

Y de ahí que las tres horas de duración se pasen en un suspiro. Es cierto que el ritmo decae en algunos momentos del segundo acto, como no podría ser de otra manera en una película tan larga y atenta con el desarrollo de su protagonista. Pero el primer acto y el desenlace no nos dan cuartel – sobre todo a nivel emocional – y son, sencillamente, geniales.

Tras Mads Mikkelsen, Mathieu Amalric, Javier Bardem y Christoph Waltz, ahora el papel de villano recae en Rami Malek. Un papel que no llega al nivel de los grandes antagonistas de Casino Royale o Skyfall, pero resulta bastante aterrador y se beneficia de una buena actuación del actor estadounidense. En la misma línea, todo el reparto está muy bien, con agradables retornos de M, Q, Tanner, Moneypenny, e incluso el agente de la CIA Felix Leiter. Sin embargo, quienes realmente destacan entre los secundarios son Lashana Lynch como la nueva 007 y, especialmente, Ana de Armas en un rol corto, pero sobresaliente y muy divertido. Las estrellas, aún así, siguen siendo Daniel Craig y Léa Seydoux. Ambos muy comprometidos, transmiten a la perfección las emociones de sus personajes en una sentida historia de amor. Y es que de eso trata Sin tiempo para morir: De amor. Y también de venganza; de confianza (o la falta de ella); de lealtad; del pasado, del presente y del futuro. En definitiva, del tiempo, de la vida y de la muerte.

La dirección de Cary Joji Fukunaga, el guión escrito por él mismo y Phoebe Waller-Bridge, entre otros, y la música de Hans Zimmer consiguen transmitirnos la esencia pura de la franquicia 007 añadiendo su toque personal, mezclando acción y emoción a partes iguales y llenando la película de guiños, como un tramo final que recuerda bastante al del primer Bond de EON Productions, Dr. No.

Es difícil discernir que lugar ocupa Sin tiempo para morir entre las películas de Daniel Craig, pero sin duda está entre las mejores de esta etapa y de la historia del personaje en general. Una gran cinta para el que ha sido el 007 más profundo, más emotivo, más complejo y más interesante de todos. Una despedida a la altura de Craig, que seguro que emocionará a muchos aficionados del espía del MI6. Un punto final ideal al mejor Bond, James Bond.

MARTÍ ESTEBAN.-

 

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