Corría el año 1996 y ya nadie se acordaba del slasher como género de terror y parecía que aunque Candyman estaba pegando fuerte no dejaba de ser un rara-avis más propio del videoclub (donde surgiría como peli de culto). Entonces dos mentes, la de Wes Craven y Kevin Williamson, se unieron para dar forma a un slasher que rompería todas las barreras y regeneraría el género que se había quedado estancado con productos directos a videoclub de franquicias ya creadas (como Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street). Ese año surgió Scream y, con ello,dos aspectos que la convirtieron en un éxito: el crear un villano icónico como Ghostface (el cuál podía ser cualquiera y así morir una y otra vez ya que siempre alguien retomaría el manto y la máscara) y el ofrecer una película de meta-slasher en sí misma.
Y es que desde el origen de la saga, la cual con la que se acaba de estrenar lleva 5 entregas, Scream siempre ha brillado por ser una referencia constante al género que lo conforma, el slasher. Desde la primera secuencia y la ya clásica frase de “¿Cuál es tu película de terror favorita?” la película nunca se esconde de ser consciente de que sus personajes viven en un mundo donde el slasher forma parte de la cultura popular y que ellos mismos lo adoran, como el caso de Randy. Por eso, la película se convirtió en un éxito al captar la atención de los fans del género y atraer a nuevos fans, algunos gracias a ella se acercaron a títulos clásicos que posiblemente ni sabían que existieran. Era la fantasía de cómo un fan del cine de terror tendría las armas para sobrevivir a una película de terror de volverse realidad.
Tras varias secuelas, actualizando el mito de Ghostface a los nuevos tiempos, como si en cada época un nuevo Ghostface apareciese para recordarnos en qué punto está la sociedad y el cine de terror, este año llega por fin la última entrega, que deja de lado los números para ser simplemente Scream (2022) y reinventarse al nuevo público. Aquí es donde se convierte en un meta-ejercicio de cine dentro del cine y de crítica al cine de terror actual y sin esconderse mucho de sus referentes. Sin llegar a mencionarlo directamente (muy de pasada) hay una similitud y crítica hacia otra saga longeva que no tiene que ver con el terror pero sí con el fandom: Star Wars. De hecho, ha salido a la luz recientemente que incluso habían hablado de que apareciera en la película un cameo de Rian Johnson (director de la defenestrada Los últimos jedi y que no me cansaré de defenderla a capa y espada y cuchillo en boca) interpretándose a si mismo, lo cuál hubiera resultado más que interesante porque se habla mucho (sin mencionarla) de su película y el efecto del fandom tóxico que tuvo sobre ella. Y es que cada generación tiene su propio código y Scream habla de ello, del fandom tóxico, de las redes sociales, del terror elevado, de manera que no es de extrañar ver muchas similitudes dentro de la trama respecto a lo que ocurre en la realidad, tanto que la película bien podría estar basada en hechos reales que podrían llegar a ocurrir en cualquier momento hoy en día visto como está el personal de susceptible en redes sociales.
Mirando hacia lo hecho en Star wars, Scream (2022) se plaga y nutre de un elenco actualizado a los nuevos tiempos y sólo toma a los originales como portadores de la antorcha y cediendo el puesto a los nuevos, de forma muy calcada a lo que hizo Abrams y compañía (una vez más en la película el equivalente al personaje de Randy nos da la explicación de lo que es una recuela y de las normas que la nutren, prácticamente definiendo lo que ha sido la nueva trilogía de Star Wars). Tomando como protagonista/heroína a Melissa Barrera (vista en En un barrio de Nueva York) y acompañada por rostros conocidos de la televisión como Jack Quaid (The boys), Jenna Ortega (Entre hermanos) o Dylan Minnette (Por 13 razones) la película tiene un ritmo que no se hace en ningún momento pesada y nos tiene siempre atentos de por dónde saldrá Ghostface (aunque cualquier fan mínimamente entrenado sabe que no es detrás de la nevera) y de cuál será su identidad final, ya que como reza el lema de la película “Siempre es alguien que conoces”. Posiblemente, sea una de las mejores secuelas que han hecho de la original e incluso puede obviarse la cuarta entrega, pero es un gozo hacer una maratón, verlas todas y recordarlas antes de ver la actual entrega para dejarse llevar por el asesino más conocido de Wooodsboro. Seguro que si funciona bien en taquilla habrá nuevas entregas donde explorar más a fondo ciertos terrenos (como los problemas mentales de la protagonista) y darnos muchas alegrías y sustos.
JOSÉ ISAAC PELLICER.-