SAGA ALIEN: LAS TRES PRIMERAS PELÍCULAS

Hay sagas y SAGAS. Las sagas son aquellas que las ves, posiblemente atraído por una falsa sensación de seguridad en la primera entrega de que puede ir a mejor, que no está mal y sigues con ella esperando encontrarte con una historia interesante o entretenida, como mínimo. Normalmente acaban en el olvido, desidia o el más puro odio al no ser lo que uno esperaba (en mi caso, por poner unos ejemplos, «Resident evil» me pareció competente su primera entrega y hasta la tercera aguanté el tipo pero aún no he conseguido ver la quinta parte en casa sin dormirme, y de «Underworld» ni recuerdo de qué iba la cuarta parte ya que se me ha borrado de la cabeza). Pero luego estan las SAGAS, así en mayúsculas, las que pasan los años y seguimos revisando una y otra vez y disfrutando de sabernos los diálogos de memoria. Aquí cada uno tendrá sus favoritas pero si de SAGAS hablamos, una que genera tanto amor como odio, con permiso de «Star Wars» o «Terminator», es sin duda alguna «Alien». Vamos aquí a repasar cada entrega y lo que, en mi humilde opinión, uno puede encontrarse.

«Alien, el octavo pasajero». La primera, «the one and only» para muchos. 1979, después del éxito de «Star Wars» el espacio era un nuevo sitio donde explorar historias y personajes. Aquí un caballerete llamado Ridley Scott decidió darnos una historia de terror que si la pensamos detenidamente no tiene nada de especial: llega una nave a un planeta extraño y nuevo, uno mira donde no debe, luego sufre la más famosa indigestión del cine y monstruo al canto persiguiendo a los personajes. ¿Qué la hace tan especial? Pues casi todo. Sus personajes, todos y cada uno de ellos con su propio carisma suficiente como para poder seguirlos en pantalla y que nos importe lo que les suceda. La heroína (sí, heroína), que en una época donde eran hombres los que salvaban el mundo, aquí es una chica la que se enfrenta al monstruo sin lloriqueos ni escenas románticas innecesarias (ella es una trabajadora que va a hacer su parte y sin líos de por medio, aunque haya una cierta tensión sexual con Dallas). El espacio, la nave Nostromo, donde ocurre el 85% de la acción, ahí es donde el director sabe utilizar cada cm del espacio para crear distintas atmósferas y sensaciones (como cuando Harry Dean Stanton se baña la cara como falsa sensación de alivio entre tantos motores). Y el villano, que aunque sean dos (del otro hablaré aparte) nos creó una de las criaturas más terroríficas y perfecta arma asesina (de ahora en adelante la llamaré con su nombre genérico «xenomorfo»), sin sentimientos ni conciencia, sólo con la intención de matar, reproducirse y cumplir su misión, además de un diseño de criatura mítico gracias a H.R. Giger.

«Aliens». Aquí podemos empezar a hablar de polémica, pero en el buen sentido. Y es que muchos no nos ponemos de acuerdo sobre cuál es la mejor, si ésta o la anterior. La idea fue que al cambiar de director y entrar en escena un señor llamado James Cameron que acaba de hacer «Terminator» dió un giro al tono de la película, cambiando el terror por acción pura y dura. Y vaya si fue bueno el cambio. No se le puede negar que cuando Cameron no está hundiendo barcos o haciendo planetas de pitufos voladores, sabe cómo rodar una película de acción. Aquí volvió a acertar en los mismos aspectos que en la anterior: los personajes, tanto protagonistas como secundarios, inmensos (esos marines coloniales con el cabo Hicks en cabeza); los xenomorfos, que si con uno no bastaba aqui era un auténtico enjambre, con la reina en cabeza; y el trasfondo de que todos eran manipulados por una corporación con objetivos siniestros sobre qué hacer con los xenomorfos (aquí la idea estaba mucho más consolidada que lo visto en la anterior entrega). Y Ripley, ya convertida en gran heroína de acción, al nivel de lo que posteriormente sería Sarah Connor en la segunda entrega de Terminator, donde vemos cómo Cameron supo insuflar de personalidad a esos personajes femeninos tan poderosos sin perder un ápice de feminidad ni convertirlas en parodias (aquí podemos ver cómo difieren los personajes de Ripley, creíble, de la marine Vasquez, que aunque se convirtiera en icono para muchos fans, no dejaba de ser una parodia en el fondo).

Después de esta entrega, en 1992, «Alien 3» era esperada como agua de mayo y aquí muchos salieron ya decepcionados, empezando a separar a fans de detractores de la saga. Si la mayoría coinciden en que las dos primeras entregas son obras maestras, a partir de esta tercera entrega ya se calmaron los ánimos. Y eso que volvió a haber cambio de director y no fue otro que un jovenzuelo David Fincher, antes de provocarnos auténtica angustia con una caja de cartón ensangrentada en mitad de un campo. Pero aquí no era el Fincher de “Seven” y el resultado fue para algunos pobre. Habiendo visto la versión extendida recientemente creo que tampoco fue para tanto. La película volvió a la idea de la original: lugar cerrado, gente atrapada y un único xenomorfo haciendo diabluras. El hecho de que fuera una cárcel solo de hombres y Ripley la única mujer debería haber provocado algo más de tensión y violencia, pero ésta no llega a explotar como uno esperaría. Fincher jugó con movimientos de cámara nuevos, como una visión en primera persona del alien que resultaba muy bien en pantalla pero la criatura se creó como CGI y la verdad es que en ocasiones luce bastante mal (en la original resultaba más creíble). En conclusión, y sin entrar en si habían lagunas en el guión, si no dejaron a Fincher dar su visión o simplemente es que era un guión simple, resultó ser una entrega muy por debajo de las anteriores en comparación, aunque con un tono de cierre de la saga, principalmente por su escena final, amada y odiada por los fans a partes iguales, con el sacrificio final de Ripley.

CONTINUARÁ…

JOSÉ ISAAC PELLICER.-

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