Sácame de dudas es una película satisfactoria. Y comento esto porque el film de Carine Tardieu cumple a la perfección con su cometido, siendo una comedia dramática que emociona -sin ser sensiblera- gracias a un guión muy efectivo y a unos actores en estado de gracia, desde sus protagonistas a sus secundarios. François Damiens (La familia Bélier), Cécile de France (Una Casa de locos, El niño de la bicicleta), Guy Marchand (Dans Paris)  André Wilms (Hannah) y Alice de Lencquesaing (Frantz) realizan magníficas interpretaciones, con las que el espectador podrá empatizar o identificarse fácilmente con los personajes y con las curiosas relaciones que se establecerán entre ellos.

La trama comienza cuando Erwan, el protagonista, un hombre de 45 años, viudo y con una hija de «veintipocos» embarazada, se entera que el que ha creído siempre su padre biológico no lo es, y empezará una carrera (a espaldas del que pensaba que era su padre y del resto de la familia) para descubrir quién es realmente su padre, pero al mismo tiempo que conocerá a su progenitor, descubrirá que tiene una hermana, Anna, por la que inicialmente sentirá a una fuerte atracción. Mientras que la hija de Erwan quiere ocultar al padre del bebé que espera quién es su verdadero padre y criarlo sola.

Así pues, los enredos, la diversión y las emociones están aseguradas y todo funciona como un mecanismo de relojería. Amable, ácida, incisiva y muy entretenida, Sácame de dudas es un homenaje a la figura paterna en toda regla y a la importancia que un padre tiene o debería tener en la vida de sus hijos. Para amantes de las comedias francesas ingeniosas y chispeantes, con toques de drama, ya que contiene la dosis justa y equilibrada entre emoción y reflexión. Si la vais a ver tendréis risas garantizadas e incluso alguna lagrimita contenida.

SONIA BARROSO.-