RALPH ROMPE INTERNET: PRINCESAS DISNEY DESATADAS

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Hace tiempo que me encuentro con la sensación de que las películas, cuanto más desatadas, más calan y mejor son. Lo peor en cualquier película es que genere indiferencia: que la veas y a los cinco minutos la hayas olvidado (me ocurre mucho en el género de terror). La animación no es menos y Ralph rompe Internet es un ejemplo de este mismo hecho, que cuando se desata y sale de su zona de confort es cuando brilla.

Dirigida por el dúo de Phil Johnston y Rich Moore, guionista y director respectivamente de la anterior entrega, ¡Rompe Ralph!, esta secuela recupera a los dos personajes principales, Ralph y Vanellope, que acaban entrando en la red de redes para buscar cierto artilugio que evitaría que desconectaran la máquina del juego “Sugar Rush” en el cual vive Vanellope. A partir de ahí la historia se centra en la amistad entre Ralph y Vanellope y una sucesión de guiños a determinadas webs o apps de Internet en un intento de acercar la película a un público adolescente pegado al móvil (sin ir más lejos, Ralph acaba descubriendo la manera de ganar dinero fácil siendo básicamente un influencer o un meme). La relación entre Ralph y Vanellope me parece floja en general, muy tópica, hasta que… la película decide salirse de su propia fórmula. Ahí es donde yo personalmente empezé a disfrutarla. Y ese momento clave fue “Oh My Disney”.

Aunque se viera en trailers y demás ese momento es el que vale la pena de la película: cuando Disney decide burlarse de sí mismo y de su propia fórmula. El momento con las princesas Disney es sublime y repleto de gags y guiños (desde las camisetas que llevan las princesas en sus pijamas hasta cameos, incluido un Stan Lee en miniatura o una entrevista a Groot). A partir de ahí la película juega más en la clave de parodia que tan bien le funcionó a la original (recordad que era una parodia de los villanos y videojuegos en general hasta que derivaba en una historia de amistad) e incluso el final acaba huyendo del cliché de final feliz que nos tienen acostumbrados (el mensaje final se puede leer como el paso a la vida adulta, el salir del hogar y el cómo sobrellevar una separación).

Al nivel de animación no se le pueden poner pegas: es Disney y saben hacerlo bien, mantienen el nivel de la anterior entrega y el diseño de Internet como una metrópolis infinita con sus barrios distintivos es más que efectivo. Y como siempre hay personajes secundarios que son mejores que los propios protagonistas (personalmente me encantó el personaje que simboliza un motor de búsqueda con el autorelleno incorporado, o los pop-ups, los cuales me atrevería a decir que son un homenaje-guiño a “Aterriza como puedas”) que son los que al acabar la película te vuelven a la cabeza, no tanto Ralph o Vanellope.

En conclusión, la película cumple con lo esperado y no decepciona aunque sea en esos momentos paródicos donde mejora más que cuando se pone sentimental. No es mejor que Los increíbles 2 y dudo que se pueda alargar mucho más la fórmula sin repetir esquemas ya vistos (de hecho, creo que esta secuela era el paso natural donde lo retro se une a lo nuevo pero dudo que haya más historias que contar). Seguro que estará entre las nominadas al Óscar de animación pero no es un caballo ganador de Disney, el cual creo que este año no lo tendrá fácil vistas otras propuestas como Mirai, Isla de perros o Spiderman Un Nuevo Universo.

JOSÉ ISAAC PELLICER.-

 

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