PROMISING YOUNG WOMAN, LA FORMA MÁS DESCARADA DE HACER JUSTICIA MEDIANTE LA VENGANZA

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La diferencia entre llevar a cabo una venganza y hacer justicia baila en una línea muy fina y ,en el caso de la película que nos ocupa, no es diferente. Indiscutiblemente, éste es su leitmotiv y, durante todo el metraje, estaremos danzando entre estas dos ideas, pero, sin duda alguna, la pérdida y la gestión de la misma es, para mí, la trama subyacente de una película que a pesar de no ser perfecta te empapa de todo lo que su protagonista vive y lleva clavado en su alma.

Emerald Fennell firma un guión que de forma descarada, atrevida y valiente nos muestra uno de los temas más controvertidos de la sociedad actual, el abuso a una mujer aprovechando que está bajo los efectos del alcohol, la forma en la que sociedad juzga a la víctima y no al abusador y también pone en el punto de mira a todos esos “chicos buenos”, y también algunas chicas, que son cómplices al haber sido testigos y, o bien, han alentado la agresión o han hecho oídos sordos ante la misma, sin olvidarse por supuesto de las autoridades que miran hacia otro lado. Realmente, el film no nos dejará saber con exactitud los hechos acontecidos, ya que la protagonista de la historia no es la víctima real de estos abusos, aspecto que para mí es uno de los grandes aciertos de la película. La tragedia no solo rompe la vida de la víctima, rompe todo su entorno.

Tampoco vamos a ser testigos de ninguna violación, como en otras muchas cintas que tratan este tema, algo que sinceramente es de agradecer. Tal y como Fennell nos cuenta esta historia no necesitamos estos detalles, detalles que solo infundirían un dramatismo añadido que, viendo la forma en la que está concebido el guión y su puesta en escena, serían innecesarios y seguramente la harían perder esa chispa que hace de esta cinta algo diferente, algo tan especial.

La película tiene una protagonista real, Cassey, a la que acompañaremos durante todo el metraje, y Nina, su mejor amiga, a la que no veremos más que en fotografía, por la que Cassey quiere hacer justicia, la justicia que la sociedad y las instituciones le negaron y por la que también querrá vengarse de todos aquellos que colaboraron en su trágico final y de todos aquellos que, aún no teniendo nada que ver con aquello, repiten esas actitudes.

Cassey era una joven con un futuro prometedor que se vió truncado radicalmente por el devenir de los acontecimientos y, fue en ese momento, cuando todo se paralizó, tanto su vida, como sus aspiraciones y Fennel, que también es la encargada de la dirección del proyecto, nos enseña de una manera maravillosa como todo su mundo se ha congelado con ella. La estética de la protagonista y de su entorno está anclada en el momento de la tragedia, pero no solo eso, la doble vida que lleva nuestra protagonista se refleja tanto en la escenografía como en el vestuario de una forma magistral, los colores pastel inundan el día y los colores fuertes, los tonos más oscuros y más potentes impregnan la noche. En el guión, Fennel también ha tenido la habilidad de contar muchas cosas sin terminar de cerrarlas, dejándonos muchas dudas en el transcurso de la historia, pero de una forma que hace que el hecho de que no sepamos qué ocurre o qué ocurrió en realidad no sea realmente significativo y podamos seguir siendo partícipes del argumento con la misma intensidad. La forma en la que la soledad es representada a través de sus planos aportan al personaje mucho más impacto. Pasamos de planos generales donde vemos a la protagonista sola en el espacio que la rodea a planos cortos donde somos ella, porque ella está sola, sola en su batalla con la sociedad y aislada del mundo que le arrebató su futuro. La forma en la que la trama se va desarrollando y la transformación del personaje se hilan en un camino muy potente hacia un final inesperado que es una voladura de cabeza y que no puede dejar indiferente a nadie.

La interpretación de Carey Mulligan, Cassey, nos pasea con tremenda naturalidad por múltiples estados de ánimo y todos ellos llenos de esos pequeños matices que hacen que empatices con ella de tal forma que sientes la necesidad de seguir sus pasos y deseas que sus planes, sean los que sean se cumplan, y sobre todo que la entiendas, que entiendas lo que hace, lo que ha hecho y lo que sacrifica por conseguirlo, porque si no pasa por ello, no podría vivir tranquila ya que ella también murió aquel día. Carey Mulligan y su personaje son en sí mismas la película, llevando todo el peso de la misma.

Soledad, rabia, dolor, aislamiento, amor, confianza, esperanza, decepción, nostalgia, ironía…el abanico de emociones por las que Mulligan ha tenido que zambullirse la hacen merecedora sin ningún género de dudas de su nominación a los Oscar, y para mí merecedora de su obtención.

Además de la nominación al Oscar a mejor actriz de Carey Mulligan, Promising Young Woman también opta a estos galardones en las categorías de mejor película, mejor dirección, mejor edición y mejor guión.

Una comedia impregnada de tragedia o viceversa, una tragedia impregnada de comedia, que debería ser de obligado visionado en los institutos de todo el planeta.
Película más que recomendable que a mí me ha calado hasta los huesos y que no me permitió sacármela de la cabeza durante un buen rato, engulló cada centímetro de mi piel.

VANESA LORENZO VIVAS.-

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