Hoy hemos viajado a los rincones más oscuros de la mente humana con Possessor Uncut, de Brandon Cronenberg, y hemos asistido a una investigación tan singular como excéntrica con The Show, de Mitch Jenkins.
Brandon Cronenberg sentó cátedra hace unos años con Antiviral, ganadora del premio al mejor director aquí en Sitges en una historia muy particular ambientada en una clínica y cuyo protagonista tenía una extraña enfermedad, aséptica e incómoda. Un paso más allá está Possessor Uncut, adaptación de un relato de Philip K.Dick y una de las películas más hardcore y malsanas que probablemente veré en esta edición. No conviene revelar demasiado de su trama aunque, a grandes rasgos, os comentaré que la protagonista interpretada por Andrea Riseborough, casada y con un hijo, es una especie de «asesina de mentes», es decir, que mediante unos implantes se instala en el cerebro de un «huésped», que debe cometer asesinatos.
Uno de los huéspedes, encarnado por Christopher Abbott, se acabará rebelando de este control mental y se desatará una espiral de violencia. Y hasta aquí podemos leer. Este cóctel de thriller, drama, horror y sci-fi tiene algunos aspectos para la reflexión, especialmente por lo que se refiere a temas como el control de la mente, de la voluntad individual y de la propia identidad.
Además, las escenas de ultra-violencia son perturbadoras, explícitas y sangrientas. El hijo de Cronenberg ha puesto toda la carne en el asador en una historia que cuestiona incluso temas morales. Por ello, esta película no se puede recomendar a cualquier espectador, ni a aquellos que sean sensibles porque les puede dejar muy torcidos.
The Show, de Mitch Jenkins, es un film bastante inclasificable, tan peculiar como el pelo y la profesión de su protagonista, Fletcher Dennis. ¿Qué diríais de un hombre que investiga a otro que ha muerto en Northampton y en su camino se encuentra a una periodista que se quiso ahorcar, a una compañera de piso con muchos pájaros en la cabeza, a un monologuista travesti, a un cantante que emula a un famoso dictador, a unos cómicos muertos o a una banda de gangsters?
Además, en una historia, firmada por Alan Moore, conocido por Watchmen, V de Vendetta y From Hell, que combina la realidad y la fantasía, a través de sueños y pesadillas del protagonista y de la periodista. Una trama plagada de referencias culturales, literarias e incluso históricas, y homenajes a géneros, tales como el cine negro, que posee una comicidad y unos diálogos tan extravagantes como originales. Magia negra, poesía, sueños, realidad, noir, comedia de situación…Todo ello, constituye esta muy singular The Show, que no es redonda, aunque sí atractiva y chispeante por sus rarezas, por su excelente fotografía y por la excentricidad que respira la propuesta de principio a fin.
