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En la vida hay todo tipo de lujos, y no sólo en el que trabaja Irene (una espléndida y radiante Margherita Buy), que es inspectora de hoteles de 5 estrellas. Es decir, que viaja por todo el mundo en busca de aquellas imperfecciones en el trato del personal de servicio, las habitaciones, el restaurante o las instalaciones, que pueden hacer que un hotel de lujo pierda su categoría. Esos lujos vitales son el núcleo central de Viajo sola, de Marie Sole Tognazzi, que van desde la libertad individual, a la intimidad, desde la vida de pareja o de familia, la paternidad recién adquirida, etc. Asimismo, la cinta es una radiografía de la soledad.
Irene, con tantas o más millas de vuelo a sus espaldas que el personaje de George Clooney en Up in the Air, the Jason Reitman, tiene un buen trabajo, una hermana y unas sobrinas muy queridas (aunque a veces surjan roces y diferencias) y una ex-pareja que es su mejor amigo y confidente…pero, a pesar de tener una vida rica, no puede evitar sentirse sola en este mundo.
La película, a través del periplo vital, profesional y personal de la protagonista, nos presenta y nos confronta varios modelos de persona: la mujer trabajadora y con familia e hijos, como es el caso de su hermana; la profesional exitosa y liberal, como la escritora londinense que conoce en Berlín; la mujer liberada que decide tener un hijo -cuente o no con el apoyo del padre de la criatura-, etc. Así como, el hombre casado y fiel, sumido en la rutina; el padre «inesperado» e implicado o el profesional viajero que no deja de pensar en su pareja….
Todo ello sin decirnos cuál es el mejor modelo a seguir, sino dejando que cada uno escoja y haga su propio viaje vital. Éste es el gran acierto de este film agridulce, que mezcla comedia y drama, que muestra y acompaña, sin juzgar a sus personajes, llenos de imperfecciones, como todos, pero con una vida que es la que han elegido.
SONIA BARROSO.-
