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PAUL DANO: EL CARISMA DE UN ACTOR ENIGMÁTICO
marzo 13, 2022 Articulos

Agazapado tras una máscara, empleando un tono de voz tan asfixiante como amenazador ; otras veces escondido tras unas gafas o una mirada entre tímida y turbia, o una sonrisa incipiente y extraña; o escudriñando el mundo que le rodea tras un flequillo rebelde…De mil y una apariencias se nos ha revelado  este actor de mirada enigmática y trayectoria cada vez más sólida y asentada que es Paul Dano. Nacido en Nueva York un 19 de junio de 1984, pareja de la también actriz Zoe Kazan (nieta del mítico Elia Kazan), con la que compartió un «amor tormentoso» y lleno de idas y venidas en Ruby Sparks, ya está totalmente consagrado y es una realidad con Enigma, de The Batman.

Aunque su carrera ha dado un buen puñado de interpretaciones para el recuerdo, sea como protagonista o en roles más secundarios. Paul Thomas Anderson, Denis Villeneuve, Bong Joon-Ho, Steve McQueen, Rian Johnson, Paolo Sorrentino, Richard Linklater, Jonathan Dayton y Valerie Faris y Matt Reeves son algunos directores que se lo han rifado, y con los que puede presumir de haber dado lo mejor de sí mismo sin llegar a los 40.

Dotado de un físico peculiar, que puede destilar ambigüedad o despertar ternura o extrañeza, Dano ha hecho suya una galería de personajes que, no por pequeños han dejado de ser más atractivos, y que él ha sabido dotarlos de una humanidad y riqueza de matices dignas de elogio.

A título personal, le descubrí como el hijo mayor silente de Greg Kinnear en Pequeña Miss Sunhine. Adolescente silencioso y nihilista por una promesa que hizo para cumplir un sueño: Ser piloto. En un papel en que no le hacía falta decir apenas nada con palabras para expresar todo un mundo interior. Despuntó un año más tarde de esta feel good movie de Jonathan Dayton y Valerie Faris en Pozos de Ambición, de Paul Thomas Anderson, en la que interpretaba a un predicador enérgico, capaz de aguantarle un tour de force interpretativo nada más y nada menos que a Daniel Day-Lewis, en uno de los cara a cara más salvajes e intensos que se recuerdan en el cine contemporáneo; un choque titánico entre dos masculinidades muy distintas.

Regresó a papeles de «apariencia más ligera» en la comedia dramática Gigantic, en la que encarnaba a un joven vendedor de colchones que se enamora de una dicharachera Zooey Deschanel. Una pequeña joya a reivindicar en su filmografía con el tema de las adopciones internacionales como telón de fondo. Mostró una gran sensibilidad y sutileza en el drama The Good Heart, dónde brilla junto a Brian Cox. Aquí es un joven vagabundo, al límite de su existencia, que recibe una segunda oportunidad y la corresponde con el más gran acto de bondad y generosidad del que el ser humano es capaz en esta vida. En Ruby Sparks volvió a ponerse a las órdenes de los directores de Pequeña Miss Sunshine en una comedia con un trasfondo más oscuro, en la que enamoraba e inquietaba, a partes iguales, encaprichándose de su creación, encarnada por Zoe Kazan. En Swiss Army Man vivía toda clase de peripecias con un cadáver muy peculiar con el rostro y el cuerpo de Daniel Radcliff.

En La Juventud reflejaba el prototipo de actor de cine, tan trasnochado como talentoso, y volvía a sobresalir en un reparto muy coral, junto a dos figuras de la talla de Michael Caine y Harvey Keitel. En Love & Mercy se atrevía a adentrase en el terreno del biopic, dando vida a Brian Wilson de los Beach Boys, en el que también mostraba su faceta de músico; y demostraba su talento y su carácter polifacético, una vez más.

 

En la otra cara de la moneda, encontramos el reverso a la faz más «amable» de Dano. En Prisioneros y en Looper se adentra en el terreno del thriller y de la ciencia ficción, respectivamente, y nos vuelve a obsequiar con dos personajes secundarios que, de nuevo, tienen escenas y momentos clave en la trama. Oscuridad y turbiedad es lo que nos ofrece un Dano que demuestra que puede ponerse tan liviano como intenso con tan sólo un pestañeo y una caída de ojos. Dignas de mención sus participaciones de Okja y en 12 de años de esclavitud en las que vuelve a hacer gala de aquello de que «menos es más».

Y, sin más dilación, llegamos a The Batman, de Matt Reeves, en el que Dano nos brinda un recital digno de los más perturbadores psicópatas del celuloide. Más allá de convertirse en un archivillano ilustre del hombre murciélago, por ser un tremendo «agente desestabilizador», es uno de los psicópatas que serán más comentados del cine actual. Ésta es una apuesta arriesgada y atrevida por mi parte, ya que comprendo que hemos de dar tiempo al tiempo. Un rol por el cuál Dano llegó a obsesionarse de tal modo que incluso se estuvo noches sin dormir para abordarlo con garantías. ¿No os recuerda a la preparación que llevó a cabo Heath Ledger para su Joker en El caballero oscuro?

Asimismo, conviene no perderle de vista, no os perdáis Los Fabelman, su próxima película, un relato semi-autobiográfico de Steven Spielberg, en la cuál dará vida, nada más y nada menos que al padre de Spielberg, Arnold. Paul no parece tener techo interpretativo y también se ha arriesgado a ponerse detrás de las cámaras en Wildlife, un drama familiar en el que contaba con la complicidad de los siempre excelentes Carey Mulligan y Jake Gyllenhaal, demostrando su buen pulso también para contar historias y para la dirección de actores.

A Dano no le hace falta haber ganado aún la estatuilla para convertirse, pòr méritos propios y rol a rol, en un versátil y camaleónico intérprete, que es capaz de dejarse la piel en cada unas de sus actuaciones. Una auténtica gozada es disfrutar de los claroscuros de sus personajes en pantalla.

SONIA BARROSO.-

 

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