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En esta era de la postmodernidad, uno de los puntos fuertes del cine es la parodia. Si antes el cine se nutria de la vida, ahora se nutre del propio cine y de la cultura popular. Y otro de los puntos fuertes en el cine low cost, que ha acercado al “pueblo llano” a la posibilidad de hacer cine, aunque sea haciendo malabares. Fruto de todo eso, aunque los responsables de este film sean los artífices de la serie Flight of the Conchords y tengan ya cierta trayectoria, es de donde nace la desternillante Lo que hacemos en las sombras, una parodia del mundo vampírico, donde el mockumentary y la sitcom se fusionan en una combinación ganadora.
El film se llevó, tras una sesión memorable en el Auditorio de Sitges, el Premio del Público. Los geeks fanáticos sobre los chupasangres están de enhorabuena, pero también los que no les guste el subgénero y sí la comedia, también. Los gags funcionan, sí. Pero también el ritmo y los personajes. Y es que Viago, Deacon, Vladislav y Peter tienen más problemas, aparte de tener las persianas bien cerradas. También problemas más humanos como quien lava los platos o quien saca la basura. Otro aspecto a recalcar es que, si bien es cierto que hay algún momento de humor negro o sangriento, no abundan en el conjunto y no caen en el exceso constante, tendencia la cual hubiera sido muy fácil de haber sucumbido. Eso sí, no es una comedia para niños, pero el público joven y adulto, la puede disfrutar sin tener que apartar la vista de la pantalla constantemente. Aparte de eso, existe una evolución en los personajes y algunos giros de guión que me hicieron que no mirara el reloj durante la duración de este falso documental.
En definitiva, una divertido film, cuyo formato no impide disfrutar de su metraje (quizá algún momento del clímax final podría estar mejor resuelto de forma técnica), sino mas bien, lo contrario. A pesar de lo absurdo de la situación, nos creemos las aventuras de estos vampiros neozelandeses tan torpes como divertidos ¡No os la perdáis!
JOAN BOTER ARJONA.-
