PLAZA: «LOS NIÑOS ASUMEN LO SOBRENATURAL CON MÁS NATURALIDAD»

Ouija, posesiones, sombras, espíritus del mal, Vallecas, una adolescente y su familia, un colegio de monjas, Héroes del Silencio y el jingle de Centella…Con estos ingredientes, Paco Plaza vuelve al género de terror con Verónica, la historia real de los fenómenos paranormales que vivió Estefanía -aquí Verónica-, una adolescente de barrio madrileño de Vallecas a principios de los 90. En esta entrevista hablamos del género como punto de partida de una reflexión más profunda, de la adolescencia, del proceso de recreación de una época y de las influencias de la película, entre otros temas. ¿Nos acompañáis?

Paco Plaza decidió llevar al cine la historia del Expediente Vallecas por «la idea del productor Enrique Lavigne, aunque fue derivando hacia una historia más personal del caso original mantiene ciertos elementos icónicos y la premisa tan fascinante, ya que es el único caso en el que un inspector de policía ha puesto por escrito que había sido testigo de fenómenos paranormales«.

El proceso de recreación de la época y de su música es un punto fuerte, muy destacable en la película, para recrear este mundo «pedimos a todo el equipo de la cinta que aportara fotos de sus casas en aquel momento, para saber cómo vivían, cómo iban vestidos ya que era muy importante que todo el entorno fuera muy verosímil».

Sobre el personaje de Verónica, el director valenciano nos contaba que «todos sentimos ese vértigo al ser adolescente y que ver cómo tu cuerpo empieza a cambiar, en los hombres, el cambio de voz, vello facial, en las mujeres con la llegada de los cambios físicos son aún más evidentes, te miras al espejo y no te reconoces. Además cuando a una chica le viene la menstruación alguien le dirá «ya eres mujer», y a lo mejor una aún se siente como una niña. En las mujeres también cambia la manera en que la gente os mira, de repente los adultos te hacen caso, etc. Parece que te has convertido en una mutante y ese miedo, ese vértigo y esa angustia por el cambio incontrolable es lo que le sucede a ella también». Y como jugar a la ouija se convierte en un «acto de transgresión, pues al llegar a la adolescencia pruebas de saltarte los límites de lo permitido para ir forjando tu personalidad, el coqueteo con lo sobrenatural, con lo que no debe hacer forma parte de la exploración de esos límites para ver lo que tú eres». Además, nos contó que ha sido muy fácil trabajar con Sandra Escárcena y los niños protagonistas «no es como trabajar con adultos porque su mirada es distinta, no está contaminada por vicios ya adquiridos y esa naturalidad de actores sin experiencia previa es la que buscábamos porque rodábamos como si fuera un documental y les hacíamos reaccionar».

INFLUENCIAS Y EL PODER DEL GÉNERO PARA IR MÁS ALLÁ


Hay dos películas que, sin duda han influido en la creación de esta Verónica. «El vínculo con Cría Cuervos es muy evidentes, no sólo porque está Ana Torrent, sino porque la película intenta reconstruir esa visión a través de los ojos de una niña, para que no sea una cosa objetiva sino subjetiva, ya que la inmersión que hacemos en la historia es a través de los ojos de Verónica». Y en cuanto a Déjame entrar comparte esa lógica infantil y esa descripción de lo sobrenatural a través de la mirada de un niño, la mirada fascinada de alguien para quien los límites de la fantasía y de la realidad aún no están plenamente establecidos. Lo que es más bonito y que comparten Cría Cuervos, Déjame entrar y Verónica es la asimilación de lo sobrenatural como algo no tan extraño, los niños no tienen el cerebro tan hecho y asumen cosas, aunque sean sobrenaturales, con la mayor naturalidad».

Asimismo, es inevitable recordar que este verano hay dos películas de género que parten de la realidad más cotidiana buscando una reflexión más profunda, una es Abracadabra, de Pablo Berger y ahora, Verónica. «El género fantástico permite esa crítica, esa reflexión porque no tiene esa certidumbre con la realidad y una vez expandes el límite de lo que ocurre en la pantalla, es un continente donde puedes meter cualquier cosa. En el género de terror generas un pacto con el espectador que tiene que pasar miedo, tiene que asustarse e impresionarse con la película y, cumpliendo ese pacto, puedes contar lo que quieras. El género te proporciona una estructura reconocible para el espectador, un paradigma, donde tú puedes contar la historia como te plazca».

SONIA BARROSO.-

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