ODIOSOS COMO SU TÍTULO

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¿Qué es lo peor que le puede pasar a una película de Quentin Tarantino? Que se te haga larga, pesada y que te acabe aburriendo en muchos momentos. Y esto es, lamentablemente, lo que me sucedió durante las casi 3 horas de visionado de The Hateful Eight (Los odiosos ocho), su nuevo western. Y mirad qué cuenta con alicientes para que la octava película del director de Reservoir Dogs, Pulp Fiction o Django sea memorable, pero no es así.

En primer lugar, tiene a favor un reparto que está muy bien, cada uno en su «odioso» rol, desde los habituales en sus films, como Samuel L.Jackson, Kurt Russell, Tim Roth y Michael Madsen y Walter Stooges hasta las nuevas incorporaciones, como Demián Bichir, Jennifer Jason-Leigh e incluso un sorprendente Channing Tatum.

En segundo lugar, incidir en una historia con transfondo histórico, después de la Guerra de Secesión, que enfrentó al Norte y el Sur de EEUU, tratar de justificar las rencillas y heridas de cada uno de los personajes a causa de esa contienda y sus consecuencias posteriores en el desarrollo de la alianzas o disputas entre ellos.

En tercer lugar, la fotografía y sobre todo, la B.S.O. de un Ennio Morricone a sus anchas musicando, de nuevo, western.

¿Y entonces, qué es lo que ocurre? Pues que Tarantino cambia su tradicional sentido del humor marca de la casa, por un humor aún más seco, negro, para una historia con toques racistas, sexistas y homófobos. El festín de sangre, vísceras y gore tarda en aparecer, a cambio, toda una primera parte que es muy de introducción de todos y cada uno de los personajes, hay diálogos y escenas que se repiten y acaban por lastrar un película que necesitaría con urgencia una tijera en su dilatado metraje.

Y sí, el espectador avispado quizás encontrará un compendio de todas sus películas, sea porque algunos actores parecen imitar a otros en sus roles, como Tim Roth encarnando con acierto a un trasunto del personaje de Christoph Waltz en Django, o sea porque hay carnicerías que parecen sacadas de Kill Bill o de Resevoir Dogs. Sí que es cierto que hay homenajes cinéfilos al spaghetti-western, al drama histórico, incluso a obras de Agatha Christie, pero para mí no es suficiente. Un film que, aunque tiene personajes y momentos brillantes, se ve lastrado por esas casi 3 horas de duración que son más pesadas que disfrutables. Una pena.

SONIA BARROSO.-

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