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NOMADLAND: POESÍA DE LA VIDA ITINERANTE NORTEAMERICANA
marzo 22, 2021 Articulos

Chloé Zhao es una directora con una sensibilidad especial: Una de sus señas de identidad es acercarse a sus personajes para retratar su estado emocional, su mundo interior y sus luchas y tribulaciones, a menudo este paisaje de las emociones y sentimientos se solapa con la orografía de Estados Unidos. Si en The Rider se acercaba a la vida del montador de broncos Brady Jandreu y a su cotidianidad tras sufrir un accidente, En Nomadland. película basada en la novela de no ficción, País Nómada, de Jessica Bruder, se acerca a un modo de vida, el de las personas que viven de modo nómada con caravanas, cómo trabajan, con quién se relacionan, asistiendo el espectador a su día a día en comunidades itinerantes.

Frances McDormand protagoniza este melodrama delicado, en los ojos de esta mujer madura vemos todo el sufrimiento, todas las alegrías y todo lo que ha vivido, y nos adentramos en su «lucha» por seguir adelante cada jornada. Especialmente entrañable es su relación con una amiga de la comunidad y con otro lugareño, interpretado por David Strathairn.

La película, de cadencia reposada, es un recorrido por la vida de esta protagonista y por todos los que se cruza en su camino, así como una oda a la vida en comunidades, convirtiéndose en una experiencia humana y sensible. Sin ser un cine documental, que no lo es, retrata muy bien este estilo de vida y adentra al espectador en otra realidad, seguramente muy distinta a la suya, a través de los testimonios de otra de las caras del sueño americano, el de los hombres y mujeres nómadas, de vida ambulante. Asimismo, Zhao también nos ofrece unas pinceladas de crítica al sistema capitalista cuándo vemos a la protagonista trabajando para una gran compañía cómo Amazon y lo que allí le acontece.

En definitiva, que este melodrama nominado a seis Oscars de la academia, entre ellos mejor película, mejor director(a) para Chloé Zhao -quién parece tener el premio más asegurado del equipo artístico y técnico- y mejor actriz para Frances McDormand gustará a los admiradores de la directora, que completa su trilogía norteamericana tras Canciones que me enseñaron mis hermanos y The Rider. También a aquellos que busquen un cine más de autor y a los que quieran acercarse a los sinsabores de la cotidianidad, que disfruten de una buena conversación con música de fondo, con la contemplación de un atardecer o de un amanecer, o que se deleiten con una buena taza de café humeante o con una visita al acuario con un buen amigo. Un cine que es poesía de la realidad cotidiana, más alejado de la comercialidad y no apto para espectadores impacientes en un film de miradas, gestos y diálogos que alimentan el corazón del espectador y, por ende, también el alma.

SONIA BARROSO.-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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