NICK SINCERO, FILM HONESTO

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Nick Cave no es un artista corriente. Y por lo tanto, no podría protagonizar un documental corriente. Sin embargo, si este nombre no te suena, tranquilo. No hace falta ser un seguidor o conocedor de la figura de este artista. El documental 20.000 días en la Tierra articula reflexiones extrapolables a otros mitos del rock. De ellos, es lo que va este híbrido entre cinta y reportaje, uno de los films que dejó huella en el festival de Sundance este año y que se acaba de ver en In-Edit en Barcelona, confirmando una de las líneas con más fuerza de los últimos años en la evolución cinemática.

Pero dejemos de disertaciones fílmicas y vamos a centrarnos en estas 24 horas ficticias de este cantautor amante de la poesía de metáforas sangrientas. El film, empieza tras un inicio infernal lleno de furia para sorprendernos por su tono mas sereno. Y es que 20.000 días en la Tierra se nos presenta sorprendentemente sosegada, con una oscuridad soslayada que estalla en los fragmentos musicales y se vislumbra en formulas narrativas abstractas y otras menos contemplativas. Si, es oscuro e hipnótico pero quizá menos de lo que cabía esperar.

No obstante, es muy difícil hablar de uno mismo ya que los personajes reales son los mismos del cine empezando por el propio Nick Cave. Y 20.000 días en la Tierra es el autobiopic más sincero que uno recuerda en mucho tiempo. No es una hagiografía. Nick Cave no es retratado como ningún dios. Más bien parece un vagabundo incómodo en su papel de estrella del rock que acepta con estoicismo porque esa es su naturaleza. Su vida es crear, ser poeta y estrella. Hacer canciones, grabar discos, hacer giras y otra vez a empezar. Y eso que ha dejado atrás una vida de fracasos y drogas duras…

Y es que al final del film no sé os haréis fans de Nick Cave, pero lo que si es seguro es que difícilmente querréis ser como él. Sí, tendréis más preguntas que respuestas. 20.000 días en la Tierra es el enigma de Nick Cave: Un gran incógnita con la que el film querrá que resolváis a través de la obra del autor de Stagger Lee; porque con esta película, los directores debutantes Iain Forsyth y Jane Pollard demuestran que los artistas de culto como el australiano son personas rotas que dejan sus pedazos en sus creaciones, con el fin de que el público les ayude a reconstruirlos de nuevo. La pregunta es: ¿Lo hacemos?

JOAN BOTER ARJONA.-

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