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NEOWESTERN 5: MEEK’S CUTOFF, DJANGO DESENCADENADO, THE SALVATION Y LOS ODIOSOS OCHO
junio 2, 2022 Articulos

Meek’s Cutoff (Kelly Reichardt, 2010)

En el primer western rodado por la cineasta independiente, y de interesantísima carrera, Kelly Reichardt, un reducido grupo de pioneros pretende cruzar, en 1845, el todavía virgen estado Oregón para llegar a su tierra prometida particular, asentarse en ella y hacer fortuna gracias al oro. Para acortar tiempos y atajar el camino, contratan como guía a Stephen Meek, personaje real que lideró más de 200 caravanas en los tiempos de la conquista del oeste.

Al inicio del filme, rodado con formato 1:33 y bellamente fotografiado en tonos ocre por Christophen Blauvert, encontramos tres carromatos cruzando un río, filmados a distancia y en tomas largas, muy del estilo de la directora. Desde ese instante, se marca la diferencia entre los personajes: Mekk va a caballo, los hombres conducen los carros y las mujeres, siempre rezagadas, van a pie. Durante varios minutos nadie habla, todo es sonido ambiente y personas desplazándose, más bien arrastrándose, por un terreno baldío, con temperaturas que rozan lo que un ser humano es capaz de soportar y desorientados, como si fueran una compañía de muertos en vida más que almas esperanzadas buscando un lugar sobre el que asentar sus sueños y anhelos. Las primeras palabras que escuchamos salir de la boca de uno de los personajes, nacidas de la lectura de un pasaje de la Biblia, definen claramente la personalidad general de las familias, gentes aferradas a la esperanza.

Este reducido grupo de hombres y mujeres temerosos de Dios empieza a dudar de la capacidad de su afamado guía al llevar cinco semanas en ruta cuando, en principio, en dos llegarían a su destino. Pero Meek, personaje ladino donde los haya y con muchos claroscuros, parece aprovecharse de sus miedos y les graba a fuego otros nuevos, mientras cuenta viejas historias, algunas reales, otras inventadas y otras meros chistes vacíos, recalcándoles veladamente que es alguien más vivido que ellos y mucho más preparado. Recalca continuamente que le necesitan. Uno de los temores que les infunde es el temor a lo desconocido, a los indios, seres paganos (muy bien utilizada esa palabra en su propio beneficio) que solo quieren sangre. La falta de agua y provisiones generan tensión, un tensión fría y calmada en una película muy fría y muy calmada, entre los pioneros, sobretodo las mujeres, y Meek.

El conflicto, mínimo, en un film más teatral (por el tipo de estructura de guión) que cinematográfico, se crea a partir de la aparición de un indio y su posterior captura. Ese indio, que parece saber donde pueden encontrar agua y cual es el camino que debe seguir tan desventurado grupo, crea dudas en el seno de los personajes femeninos que terminan por adueñarse de la función y de la toma de decisiones, con respecto a las capacidades e intenciones de su guía, pese a que este incide una y otra vez que el extraño quiere llevarles a una trampa.

Durante los 100 minutos que dura Meek’s Cutoff, western atípico donde los haya, podemos observar, con una mirada cuasi documental, el sufrimiento de los personajes cruzando un páramo del que parece que nunca va a poder escapar. Les acompañamos, a una distancia prudencial, en ese mar de dudas, conversaciones privadas, hambre y sed en el que les hemos encontrado desde el primer minuto y del que no van a salir en el último. Probablemente, sea lo más cercano a la vida real de los pioneros, tantas veces mitificados en el western clásico, donde todos los acontecimientos que suceden en Meek’s Cutoff no serían más que un pie de página de diez minutos de duración al inicio de la historia. Pero Kelly Reichardt dilata el tiempo hasta imbuir al espectador en la angustia y el agotamiento de los personajes, y puede que de algún espectador.

A ratos puede invadirnos el tedio dado el mínimo avance que tiene la narración y a la falta de cerrar tramas, la película que comienza in media res termina in media res, pero no podemos apartar la mirada de la belleza con la que está filmada, mientras intentamos encontrar ese algo que no se dice ni se muestra y donde parece estar realmente el quid la película. M.S.-

Django desencadenado (Quentin Tarantino, 2012)

Cuando Tarantino anunció que su 7ª película (de las 10 que quiere que sea su filmografía) sería un western, muchos no cabíamos en sí de gozo. Y es que Tarantino nunca ha escondido sus filias por el western, y en concreto por el spaguetti western marca Corbucci o Leone. Y precisamente, eso fue lo que hizo. Un glorioso homenaje tomando como referencia clave al personaje de Django (interpretado originalmente por Franco Nero en 1966 bajo la dirección de Sergio Corbucci) y pasado por el filtro de la esclavitud en Estados Unidos en su máximo apogeo.

Una historia donde hay cabida para todos los clichés que uno quiera y aún así, presentarla como una mezcla original (con Óscar al mejor guión original mediante). Un esclavo, en busca de su amor preso, y un cazarrecompensas, que ve en ese esclavo a un hijo que nunca tuvo y la posibilidad de hacer algo bueno tras tanta muerte a sus espaldas, son los ejes principales de la trama, que va pasando de niveles, como si fuera un videojuego, hasta acercarse a la guarida, donde hay que rescatar a la princesa del malvado.

Por el camino, la sucesión de personajes es sublime, desde los más básicos, que nada mas verlos sabes que son carne de cañón, hasta ese mal refinado, sutil y embriagador en la figura de Monsieur Candy y su mano derecha Stephen. Tarantino nos ofrece una película que en ningún momento aburre, con un ritmo de menos a más y que sabe jugar sus cartas. Cuando la cosa decae saca de la manga alguna secuencia de acción o alguno de los diálogos/monólogos marca de la casa. A destacar el inicio como carta de presentación, la secuencia en la mansión del personaje interpretado por Don Johnson (y el delirante momento de presentación del KKK y su desenlace), la llegada a Candyland con la presentación de Stephen en un soberbio Samuel L. Jackson, el monólogo con el cráneo y el tiroteo casi al final de la película.

Evidentemente, como película de Tarantino, la música juega un papel fundamental y tenemos otra de esas bandas sonoras con mezcla de géneros y temas varios. Desde temas clásicos del spaguetti western (por allí suena el tema de “Dos mulas y una mujer” y al final el tema de “Le llamaban Trinidad”) hasta canciones de soul o incluso hiphop. Precisamente, la película, aunque ambientada en 1858, narra una historia de libertad (y libertades) y de camaradería y honor que bien podría estar reflejada en la sociedad actual, por lo que atrae a todo público su mensaje y de ahí que las canciones sean de distintas épocas.

Muchos fans de Tarantino la consideran menor, pero para el que escribe es un disfrute donde lo clásico se une a lo nuevo, donde el western no es solo entre hombres blancos a la caza de mejicanos o indios y donde un esclavo puede encontrar trabajo matando a sus esclavistas. J.I.P.-

The salvation (Kristian Levring, 2014)

Cineasta danés. Trío protagonista conformado por un danés, una británica y un estadounidense. Filmación en Sudáfrica. A priori nada puede estar más alejado del western, pero el género es tan internacional como adaptable a cualquier lugar y nacionalidad.

Jon Jensen (Mads Mikkelsen) es un ex soldado danés emigrado a Estados Unidos tras la dolorosa y amarga derrota de su país por parte del Imperio Austríaco y el Reino de Prusia en la Guerra de los Ducados de 1864. Durante el tiempo separado de su familia, ha comprado una granja conjuntamente con su hermano Peter (Mikael Persbranddt), viviendo alejados de cualquier tipo de conflicto, allanando el terreno hasta que vuelvan a reunirse todos otra vez.

Los tiempos de emprendimiento y de penurias parecen llegar a su fin cuando su mujer y su hijo se trasladan a vivir con él y la familia al completo tiene la posibilidad de comenzar una nueva vida juntos. Pero en el salvaje oeste, salvaje en The Salvation al más puro estilo spaghetti western, no hace falta ir muy lejos para cruzarte con seres de cualquier calaña. Dos ex convictos, movidos por instintos primarios y de gatillo fácil, con los que comparten diligencia le expulsan, matan a su hijo y violan y matan a su mujer. Ni un día ha durado la familia unida.

Jon, único ciudadano de Black Creek, conjuntamente con Peter, que sabe usar un arma con pericia y profesionalidad, vengará a lo suyos terminando con la vida de los delincuentes. Tras ello, no le queda otra opción que dejar la tierra en la que ha estado viviendo los últimos años y buscarse un futuro lejos de ese lugar de dolor. Pese a ser danés está tan integrado en la sociedad que toma una decisión basada en un pensamiento muy norteamericano: huir de los problemas yendo a otro lugar sin saber que la podredumbre nunca va a dejar de perseguirte por que el problema lo tienes dentro. Su problema: la guerra y la violencia nunca va a dejar de perseguirle.

Con lo que Jon no cuenta es que uno de los fallecidos es hermano del Coronel Henry Delarue (Jeffrey Dean Morgan), bandido y cacique local que tiene atemorizado a un pueblo que ni levanta la vista del suelo en su presencia. La sociedad, podrida y acobardada, de Black Creek le da la espalda al desventurado Jon y se lo entrega en bandeja a su enemigo. Pero Jon, personaje de western europeo de manual, alcanzará su venganza luchando contra todo y contra todos de modo expeditivo y sin que le tiemble el pulso. Y para ello no recibirá ayuda de ninguno de los miembros de la sociedad local.

The Salvation es un western, claro, conciso, violento, sin paliativos y sin ningún tipo de concesión hacia el espectador. En los comprimidos 90 minutos que dura la aventura de sangre y fuego de este ángel de la muerte, no se puede buscar profundidad en los personajes o subtextos narrativos, es pura acción, es todo “sota, caballo y rey”. La historia la hemos visto mil veces, y mil veces más seguiremos viéndola, pero ni por ello ni sus espantosos disparos y lluvia en CGI, deja de entretener y ser altamente disfrutable.
Ah, y aparece Eva Green.

Y Eric Cantona.

Y eso es un plus.

En ambos casos. M.S.-

Los odiosos ocho (Quentin Tarantino, 2015)

Y tras la 7ª película de Tarantino, la 8ª volvió a ser otro western, pero bien distinto en su forma y fondo al anterior. Si con Django desencadenado Tarantino homenajeó al western italiano, aunque adaptado en plena época de la esclavitud, en este caso nos encontramos con casi una secuela bastarda de la anterior ambientada después de la Guerra Civil (el personaje de Samuel L. Jackson es un cazarrecompensas que ha pasado por la guerra con un, más que posible, pasado de esclavo, por lo que bien podría ser ese Django de Jamie Foxx en sus últimos años, aunque solo sea a modo de guiño). Lo que llama la atención desde el inicio, es el estilo usado en este caso, más cercano al tono de Ford con una América árida (helada en este caso) y con el ser humano aclimatándose a vivir en un nuevo escenario donde los buenos y los malos de antaño ya no lo son y las cicatrices de la guerra aún están visibles.

Tarantino se guarda su mayor baza en que la historia en género es más cercano al misterio y al mas puro estilo de Agatha Christie (con un momento de Hercules Poirot resolviendo el enigma) y más cercano al teatro. Y es que toda la acción acontece en un escenario único cerrado, donde nueve personajes deben pasar la noche juntos y cada uno, sin conocerse, acaban dando a entender que no todos son lo que aparentan a simple vista. Repartida en varios episodios como si fueran actos de una obra, nos presentan a los personajes: un cazarrecompensas celoso con su presa, otro cazarrecompensas que la tormenta lo hace cruzarse en su camino, un sheriff que debe llegar a su nuevo destino, un verdugo, un vaquero, un anciano, un mozo de cuadras y un conductor de diligencia, que deben convivir juntos durante una tormenta de nieve en un puesto de diligencias. A medida que vamos conociendo a cada uno de ellos (con sus monólogos particulares muy en la linea de Tarantino) surge el misterio y, a través de una voz en off, el hecho de que algunos están en ese sitio no por accidente, sino con un plan en mente que implica alguna que otra muerte.

Con un elenco espectacular (el ya citado Jackson junto a Kurt Russell, Tim Roth, Michael Madsen, Bruce Dern y Jennifer Jason Leigh), una banda sonora que ha pasado a la historia del cine por ser el primero y único Oscar al gran Ennio Morricone y una duración rozando las tres horas, tenemos otro ejemplo de cómo el western se adapta a otros géneros distintos. Evidentemente, hay tiroteos (menos de los que cabría esperar en Tarantino, pero no por ello menos sangriento), pero la intriga y el conocer el “quién lo hizo” hace de esta película un ejercicio distinto y original de cara a buscar otros estilos dentro del género. M.S.-

MANEL SÁNCHEZ/JOSÉ ISAAC PELLICER.-

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