MILLENIUM: LO QUE NO TE MATA TE HACE MÁS FUERTE

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Millenium: Lo que no te mata te hace más fuerte es la cuarta entrega de la popular saga de cyber thrillers basados en las novelas de Stieg Larsson, aunque en esta ocasión fueron los familiares del difunto escritor sueco los que terminaron la novela en la que se basa esta última adaptación cinematográfica, a cargo de Fede Álvarez, notable director de género, con films como No respires y Evil Dead. 

Esta vez, tras Noomi Rapace y Rooney Mara, es «su majestad» Claire Foy la que se pone en la piel de la hacker más superviviente, víctima de abusos y que defiende a los hombres que no amaban a las mujeres. Se nota que Foy es una actriz más que solvente y capaz de interpretar a la reina de Inglaterra, a la mujer de Neil Amstrong o a Salander y meterse en la piel de cada uno de los personajes, por muy alejados entre sí que sean, es camaleónica y parece que teme al encasillamiento, vista la disparidad de roles a los que se enfrenta.

Pero vamos a centrarnos en la película, que es un entretenido cyber thriller en el que el mcguffin de la historia es lo de menos, siempre para poner en jaque a hombres abusadores de féminas, a cyber terroristas, etc. En este caso, Salander se tendrá que ver las caras con su hermana Camilla (interesante Silvia Hoeks), víctima como ella de los abusos sexuales por parte de su padre. A pesar de la solvencia de sus actrices, quedan muy por debajo el nuevo actor en encarnar al periodista Mikael Blomkvist, el sueco Sverrir Gudnason (Björg and McEnroe), relegado a un mero papel secundario y que demuestra muy poca química con Foy, cosa que no sucedía entre Daniel Craig y Rooney Mara -además, aquí las escenas sexuales brillan por su ausencia y sólo quedan en una leve insinuación lésbica entre Lisbeth y otra chica de una discoteca-.

Así pues, aquí interesa la acción non-stop y las tácticas de supervivencia de Salander, básicamente, toda la película está al servicio de ella, que es la estrella, y todo y todos gravitan a su alrededor. Un thriller más o menos entretenido,  sí, pero tan de usar y tirar, como olvidable, dirigido de modo impersonal y rutinario, con el piloto automático puesto, y más si lo comparamos con la anterior entrega de Fincher que es, de lejos, la mejor de la saga.

SONIA BARROSO.-

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