Miamor perdido es la nueva comedia de Emilio Martínez-Lázaro, responsable, entre otras de éxitosas comedias románticas como Al otro lado de la cama y Ocho apellidos vascos. En esta ocasión, vuelve a repetir la fórmula del «chico conoce a chica, se enamoran, se desenamoran, se pelean, pero en el fondo están hechos el uno para el otro».
Los protagonistas son Mario (Dani Rovira) y Olivia (Michelle Jenner) que se conocen casualmente una noche en que ambos han roto con sus parejas por distintos motivos. Surgirá la chispa entre ellos y comenzarán a salir. Él tiene un «bolo» con sus monólogos en Valencia, ella es de allí y le pide que le acompañe y, tras muchas salidas y vaivenes. descubrirán juntos el amor. Aunque, por miedo a comprometerse, romperán teniendo en común un gato callejero de nombre peculiar por el que habrán de pelear por su custodia. Ésta es a grandes rasgos una trama de rom-com vodevilesca, con miles de enredos, chistes a costa de micro-machismos, eterna guerra de sexos y con la recurrente metáfora de que el amor es una montaña rusa y la vida es puro teatro.
Nada nuevo bajo el sol de una comedia que comienza de modo simpático, pero que se va haciendo reiterativa a medida que avanza la acción. Cuándo la comedia se desata, desde mi punto de vista, es mucho peor que cuándo está más contenida.
Una Michelle Jenner radiante y divertida es lo mejor de este film, pues Dani Rovira no llega a alcanzar la gracia que sí tuvo en Superlópez. Un nutrido plantel de secundarios, entre los que destacan Vito Sanz, Antonio Dechent, María Hinojosa y Antonio Resines arropan a la pareja protagonista. Multitud de gags y situaciones no funcionan -el mejor quizás es el relativo a cierto famoso artista de la Ruta del Bakalao- y una comedia que parecía original y transgresora se torna convencional y trillada. Una lástima.
SONIA BARROSO.-