MI EXPERIENCIA EN EL NOCTURNA 2018

Cada año me preguntan por qué después el atracón de cine de terror y fantástico que uno se pega en Sitges, dos semanas después hay ganas de Nocturna en Madrid. La respuesta es simple y sólo lo saben los aún están allí: Es otro rollo. Aún cuando sólo se pueda ir un fin de semana (como es mi caso), Nocturna es otra historia. Por poner en antecedentes, Nocturna empezó siendo un proyecto que el señor Jacinto Molina, comúnmente conocido como Paul Naschy tuvo en mente desde siempre: un festival de cine de terror en Madrid. Y ese proyecto, una vez desaparecido, se convirtió en el legado de su hijo Sergio. Él, junto a Luis Rosales en los inicios, fueron los artífices y caras públicas de un festival que pretendía traer a Madrid estrellas clásicas del género para rendirles homenaje y reconocer sus trayectorias y peso en el terror (nombres como John Landis, Tobe Hooper, Joe Dante, Don Coscarelli y Don Mancini han pasado por allí) y ofrecer al público proyecciones de títulos modernos y revisiones de clásicos.

Un festival que no pretende (ni puede) competir con Sitges y es un espacio en Madrid donde disfrutar de una semana de cine con unas cinco sesiones diarias aproximadamente. Ahora bien, en mi opinión, lo que hace que te gane el corazón es la cercanía al público. No hay colas kilométricas, no hay carreras para entrar, los invitados están a tu lado esperando en el photocall para entrar en la sala como uno más. Todo es cercano y a una escala muy agradable, sin agobios ni prisas. Antes en el Palafox, ahora en Cinesa Proyecciones, pero todo sigue igual de cercano.

Este año he podido descubrir cuatro títulos (alguno se me escapó en Sitges) de distinta temática y con distintas sensaciones.

St. Agatha había pasado por Sitges antes de llegar a Nocturna y sus impresiones no fueron positivas. Y con razón. No la tildaría de mala pero es una propuesta ya vista que no ofrece mucho ni de interés ni de terror. Uno espera encontrarse con un producto de “nunxploitation” con monjas y posesiones y no es así. De hecho, el ser monjas puede quedar hasta a un segundo plano. Un convento que recoge a chicas embarazadas y una madre superiora psicópata con gusto por la tortura son los ingredientes de esta película donde aparte de algún momento de tortura inquietante la película podría ser un telefilm pasado de vueltas de videoclub sin más importancia. Supongo que el fenómeno La monja le ha hecho daño y, a la vez, muchos incautos se acercarán a verla pensando en un producto parecido, o sea que mejor tenerlo claro.

Blood Fest fue una proyección destinada a la sesión golfa y uno ya sabe lo que se encuentra en estos casos: Diversión y gore. La verdad es que no decepciona en absoluto. Divertida y loca es un intento de emular aquella cabaña en el bosque de Drew Godard para un público algo más adolescente. Un festival del horror donde se homenajea a los géneros clásicos del terror y onde in grupo de chicos se veran siendo las víctimas del organizador del evento siendo protagonistas de una meta-película de terror basada en otras películas de terror. No es tan salvaje como la de Godard pero acaba siendo un divertimento que al menos no engaña a nadie, sólo pretende divertir y lo consigue.

Please stand by  para mí ha sido una sorpresa muy agradable. No es de terror, no hay gore, no hay asesinos. De hecho, el fantástico se toma transversalmente como excusa argumental siendo Star Trek la obsesión de la protagonista. La película en verdad es una road movie, una aventura de una chica enferma psíquicamente que pretende entregar un guión basado en su serie favorita para presentarlo a un concurso. Una historia tierna, dulce, donde Dakota Fanning hace una gran interpretación y Toni Colette y Alice Eve la buscan desesperadamente. Una película buenrollera que deja una buena sensación sin caer en ñoñerías ni dramas forzados, todo desde un punto de vista muy real y humano y, a la vez, muy centrado en Star Trek, casi como una lectura paralela en clave de metáfora de lo que la serie nos trasmite en el mundo real.

Child’s play ha sido el gran homenaje de esta edición. Si el año pasado fue Phantasm, este año han sido los 30 años que ha cumplido esta película que convirtió a un juguete en un icono del terror: El muñeco diabólico Chucky. Y la verdad es que como los grandes clásicos, no ha pasado de moda. Más allá de peinados y vestimentas, sigue siendo una película donde no puedes evitar disfrutar de ese muñeco con el alma de un asesino en serie que persigue vengarse de los que le mataron. Y su creador, Don Mancini. ha presentado la proyección y ha agradecido el público ese éxito cosechado por su juguete, siendo el precursor de todo lo que vino después (que alguno hay que debe creer que antes de Annabelle no habían muñecos chungos).

Y el cierre de esta edición ha sido Mandy, de Panos Cosmatos con Nicolas Cage pero de ella ya hablamos suficiente en Sitges, así que Nocturna cierra un año más siendo esa cita con el terror donde uno recupera aquellos títulos que pasaron por Sitges y otros nuevos a descubrir y disfrutar gritando a Cthulu y compartiendo charlitas entre sesiones de modo tranquilo, sin prisas. Y que siga así mucho tiempo más.

JOSÉ ISAAC PELLICER.-

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