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Efraín, escrita y dirigida por Yared Zeleke, tiene el privilegio de ser la única película etíope hasta la fecha que se ha presentado en el Festival de Cannes. Efraín (Rediat Amare) es un chico de campo se ve obligado a trasladarse, después de la muerte (no explicada) de su madre porque su padre Abraham (Indriss Mohamed) decide buscar trabajo en la capital, Adis Abeba, y deja a su hijo y a una oveja a la que el niño tiene mucho aprecio con unos familiares de su mujer. El tío de Efraín Salomon ( Surafel Teka) quiere que trabaje en el campo, pero él prefiere quedarse en casa con las mujeres bajo la atenta mirada de la matriarca Emana (Wolela Assefa) y dedicarse a su verdadera pasión que es cocinar, que le vino heredado de su madre.
El principal conflicto de la película es el enfrentamiento entre deseo del protagonista de ser cocinero con las costumbres establecidas de género, pues ven mal visto que Efraín quiera cocinar. Así como la amistad que establece el chico con la oveja, a la que portegerá para que no la sacrifiquen.
Cabe destacar la sencillez de la propuesta para hablarnos de la determinación de un chico de una aldea etíope y nos situa en un contexto donde el peso de la tradición y de la religión son muy fuertes. Destacan las interpretaciones, las bonitas imágenes del paisaje y una historia de cadencia lenta, pero de profundo calado sobre la familia, amistad, tolerancia y determinación más allá de las costumbres establecidas con un final un tanto abierto.
JR PALOMAR.-
