MARION COTILLARD, A CARA LAVADA

Que Marion Cotillard es una roba-Oscar quedó patente en 2007 cuando se impuso, contra todo pronóstico, por su papel en el biopic de Edith Piaf, La vie en rose, de Olivier Dahan. Y además, fue la primera actriz francesa en obtener un Oscar por un rol hablado en francés.

Su  notable carrera tanto en Francia como en EEUU ha sido imparable y muy interesante, en Francia ha destacado en numerosos papeles, como en Quiereme si te atreves, dirigida por su actual mardo, Guillaume Canet, a las órdenes del cual protagonizó Pequeñas mentiras sin importancia, también ha trabajado a las órdenes de Jean-Pierre Jeunet en Largo Domingo de Noviazgo donde se conformó con un rol secundario- y destacó con un papel de una entrenadora de orcas que queda paralítica en la dura e impactante, De óxido y hueso, de Jacques Audiard.

En Hollywood numerosos directores se la han rifado, ha trabajado con Christopher Nolan en Origen y El caballero oscuro: la leyenda renace, con Steven Soderbergh en Contagio, con Rob len Nine, con Woody Allen en Midnight in Paris o con James Gray en El sueño de Ellis. Su presencia siempre da un plus en cada película que sale, incluso en el pequeño divertimento que fue Un buen año, iluminaba la pantalla cada vez que enamoraba al personaje de Russell Crowe.

Este año vuelve a estar nominada por otro rol en francés, el de Sandra, esposa, madre de familia y trabajadora que intenta convencer a sus compañeros de que renuncien a una prima para que no la despidan tras un tiempo de baja por depresión en el drama social Dos días, una noche, de los Hermanos Dardenne. ¿Conseguirá pasar la mano por la cara a Meryl Streep, Felicity Jones, Rosamund Pike y a Julianne Moore y arrebatarles la estatuilla? Para Marion nada parece imposible, siempre enamora, aunque sea depresiva, despeinada, a cara lavada y con pantalón tejano.

SONIA BARROSO.-

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