MARÍA MAGDALENA: FEMINISTA Y REVOLUCIONARIA

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María Magdalena, de Garth Davis (director de Lion), es la primera de las películas centradas en personajes bíblicos que nos llegan a la cartelera coincidiendo con el tiempo de Semana Santa, ya que dos semanas más tarde se estrenará Pablo, Apóstol de Cristo, de Andrew Hyatt.

Centrándonos en la que ahora nos ocupa, ¿qué tiene de particular esta María Magdalena? La creación de un retrato distinto de la joven de Magdala al que se nos había presentado hasta ahora en el Nuevo Testamento. Aquí María no es una prostituta que se redime al abrirse a la fe y al conocer a Jesús, sino que se nos presenta como una joven que trabaja ayudando en la pesca a su familia, con la que vive, y que tiene una sensibilidad especial para poder atender partos. María se erige como una mujer que rompe con lo establecido, al no querer elegir una vida tradicional casándose y formando una familia. María es una mujer valiente, que siente la fe y decide dejarlo todo para seguir a Jesús y a sus discípulos, sin importarle las convenciones ni lo que opinen sus allegados.

A Garth Davis le interesa dar a la historia que todos conocemos un nuevo punto de vista femenino y feminista, que casa mucho con los movimientos feministas de la época actual en que vivimos, a la par que ofrecernos un enfoque más íntimo y personal, huyendo de la espectacularidad de otros blockbusters bíblicos, tales como Noé, de Darren Aronofsky o del «gore» de La Pasión de Cristo, de Mel Gibson.

Rooney Mara aporta las dosis necesarias de fragilidad externa y fortaleza de espíritu que requiere el personaje, mientras que Joaquin Phoenix da vida a Jesús, un Mesías algo dubitativo, al que María aporta serenidad y confianza para que pueda cumplir la voluntad divina. Una María que se convertirá en puente entre Jesús y las mujeres creyentes de los pueblos por donde pasan a predicar la buena nueva y el Reino de Dios, para que, a través de su ejemplo, decidan seguirlo. Y una María que se convertirá en testigo de sus milagros y de su muerte en cruz. Asimismo, entre los discípulos destacan Pedro y Judas, unos notables Chiwetel Ejiofor y Tahar Rahim, respectivamente, como personajes secundarios de relevancia. La fotografía de Greig Fraser (artífice de las de Zero Dark Thirty y Lion) y la banda sonora del recientemente desaparecido Jóhann Jóhannsson envuelven la propuesta de espiritualidad y misticismo.

No obstante, aún partiendo de este atractivo y revolucionario punto de vista femenino, la película adolece de un ritmo narrativo irregular y Garth Davis no sabe insuflar en el film la fuerza arrolladora que necesitaría para trascender en la mente del espectador y pasar de ser una cinta peculiar para convertirse en una película del subgénero bíblico perdurable e inolvidable. Una lástima.

SONIA BARROSO.-

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