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Dos madres perfectas, de la directora Anne Fontaine, directora de Coco, de rebeldía a la leyenda de Chanel, es un drama basado en una novela de Doris Lessing. Las protagonistas son Naomi Watts y Robin Wright, que interpretan a Lil y Roz, dos amigas inseparables e íntimas desde la infancia, incluso de casadas son prácticamente vecinas. Lil (Watts) es viuda mientras que Roz tiene un marido que se marcha a trabajar a otra ciudad. Cada una tiene un hijo, Ian (Xavier Samuel) y Tom (James Frencheville), quienes son amigos inseparables, y casi todas las actividades las hacen juntos. La soledad de una de ellas propiciará que una noche tenga una aventura con el hijo de su amiga, siendo sorprendida por su propio hijo quien, a su vez, inicia un idilio con la mejor amiga de su madre.
Así pues, este drama intimista, para el lucimiento de ambas actrices, las cuales dotan a sus personajes de complejidad y matices, pone sobre la palestra un tema espinoso: La seducción de un chico joven por parte de una mujer madura y para más inri, siendo el seducido el hijo de la mejor amiga de su madre y la seductora, una madre, que podría ser la suya propia. Esto crea una espiral de escándalo que pondrá en jaque la amistad entre madres e hijos.
Por otra parte, la película parece un catálogo turístico de las idílicas playas australianas, donde se desarrolla buena parte de la acción. Parece querer invitar al espectador a viajar a las Antípodas. En definitiva, una propuesta que satisfará a los seguidores de ambas actrices, a los que les interesen los dramas pasionales y a los que les gustaría perderse en Australia por vacaciones.
JR PALOMAR.-
