Vuelve el Pedro Almodóvar más intimista en Madres Paralelas con un drama que bascula en dos ejes principales sustentados por la portentosa interpretación de Penélope Cruz. Por una parte, nos habla sobre las heridas aún no cerradas de la Guerra Civil, sobre aquellos que murieron y sus restos están aún en fosas comunes, esperando aún para recibir una sepultura digna. Sobre el dolor de unas familias que no quieren que sus seres queridos asesinados sean olvidados. Por otra, cuenta la historia de Janis y de Ana, dos madres de distinta edad y condición que dan a luz en el mismo hospital y día y que comparten habitación. Janis es una fotógrafa independiente y resuelta que queda embarazada y lo ve como un regalo a sus 40, mientras que Ana es una adolescente que queda en estado por un desafortunado accidente. La memoria histórica versus dos historias de maternidad que se entrecruzan y cuyas vidas darán un vuelco para siempre.
Janis y Ana son bendecidas con dos maravillosas bebés, pero sus destinos serán muy distintos. Maternidades en vilo, paternidades cuestionadas, secretos que lo pueden cambiar todo al ser revelados son algunos de los elementos con los que juega Almodóvar muy hábilmente, apoyado por sus actrices, una Penélope Cruz que interpreta a una mujer fuerte y valiente, de carácter y, a la vez, vulnerable que pasa por todos los estados de ánimo y que está absolutamente pletórica, y a una Milena Smit entregada, que pasa de ser una adolescente traumatizada y asustadiza a una mujer capaz de tomar las riendas de su vida. Asimismo, vemos cómo se entregan ambas a la maternidad, con qué respaldos cuentan para sobrellevarla, a la vez que nos damos cuenta cómo su reencuentro es decisivo para fortalecer sus lazos y su relación.
Almodóvar retrata muy bien la complejidad de ambas, sus sacrificios y sus renuncias, sus miedos y sus esperanzas, estando arropadas maravillosamente por Aitana Sánchez Gijón, Rossy de Palma e Israel Elejalde, que interpretan a la madre actriz de Ana, que no renuncia a su carrera por ayudar a su hija; a la amiga incondicional de Janis y al padre de la hija de Janis, que también es el antropólogo forense que hace de puente de unión con la subtrama de la memoria de la Guerra Civil, respectivamente.
Además, el director manchego sabe cómo intercalar y ensamblar ambas tramas, aunque sí que es cierto que le otorga más relevancia y protagonismo a los aspectos de la maternidad y a la relación entre ambas madres, volviendo a uno de los temas que más le interesa a Almodóvar en su filmografía y presente en muchos de sus anteriores trabajos, como Todo sobre mi madre y Julieta, por citar sólo dos ejemplos, aunque esta vez desde una perspectiva distinta y poniendo el foco en las madres, únicamente. Así pues, una historia que gana puntos en sus aspectos más melodramáticos e intimistas, siendo una película notable dentro de la filmografía de Almodóvar.
SONIA BARROSO.-