LOS CRÍMENES DE GRINDELWALD: EPISODIO DE TRANSICIÓN

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Dicho sea de antemano que no soy admiradora ni de Animales Fantásticos, la expansión del universo de Harry Potter de la mano de la escritora J.K.Rowling ni de las aventuras del mago de Hogwarts. Por ello, quizás mi crítica sea más crítica y menos entusiasta que la de los que se cuentan entre sus legiones de fans. Tras una primera entrega algo descafeínada y cuya aventura se desarrolló en Nueva York y terminó con el encarcelamiento de Grindelwald. En esta segunda parte viajaremos a Londres y a París de nuevo de la mano de Newt Scamander (Eddie Redmayne) quien está buscando desesperadamente visado para poder salir de Londres, alentado por su maestro Dumbledore (esta vez interpretado por Jude Law) para que haga frente a Grindelwald, ya que él no puede hacerlo.

En su periplo se volverá a encontrar con la auror Tina (Katherine Waterson), su amor platónico hasta el momento, con la hermana de Tina, Queenie (Alison Sudol) y Jacob (Dan Fogel), su prometido. Así mismo, se descubrirán los secretos familiares del árbol genealógico de los Lestrange, a través de Leta(Zoe Kravitz), antigua compañera de Scamander en Hogwarts, y la verdadera identidad del joven obscurus Credence (Ezra Miller), que busca desesperadamente saber de sus raíces.

Los puntos fuertes de la propuesta son un puñado de espectaculares secuencias en las que se desata la magia, sean individuales o colectivas (ojo a la parte final), las apariciones estelares del «villano» Grindelwald (ver a Johnny Depp siempre es un placer) y del maestro Dumbledore (el robaescenas de la función, con la prestanza de Jude LWa, y del cuál nos quedamos con ganas de más), así como las secuencias en flashback de Hogwarts, que vinculan ambas historias. También, cómo no, la banda sonora de James Newton Howard.

Los puntos débiles son la poca emotividad de los cuatro romances que se plantean, es decir, el de Queenie y Jacob, el el de Newt y Tina, el de Leta y Theseus y el de Credence y Nagini. No será por historias de amor, al contrario, pero qué poco consistentes e interesantes que resultan todas y cada una de ellas. Así como alargar ciertas escenas innecesariamente y no ir al grano en otros momentos que sí sería necesario. Asimismo, el guión plantea más una historia de transición, un episodio «puente» hacia algo más grande y más espectacular que todavía no alcanzamos a descubrir, pero que podemos intuir por dónde pueden desarrollarse los futuros acontecimientos.

En definitiva, una entrega apta para todos los públicos, sobre todo el familiar, y para los amantes de ambos universos unidos por obra y gracia de J.K.Rowling.

SONIA BARROSO.-

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