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LETO: MÁS QUE UN VERANO DE MÚSICA Y AMOR
abril 25, 2019 Articulos

Leto, de Kirill Serebrennikov, se ambienta en los 80’s en la Unión Soviética de la Perestroika, y los protagonistas son tres jóvenes, un matrimonio formado por Mike y Natasha, siendo Mike uno de los líderes musicales de la nueva ola de rock rusa, que acoge como pupilo a Viktor, un músico con talento que está comenzando y que tiene en Mike un espejo y un modelo al que seguir y admirar. Entre ensayos, conciertos, romance, encuentros y desencuentros vivirán en los compases de Leningrado, una ciudad en plena ebullición artística, en una historia que se inspira en músicos reales.

Estéticamente impecable en un blanco y negro no oscuro sino luminoso se filma esta película que se convertirá en una joya para todos los amantes del rock ya que, aparte de los temas propios de la película sonarán Led Zeppelin, David Bowie, Blondie, Sex Pistols, Rolling Stones, The Beatles…No en vano, los interludios musicales a ritmo de Talking Heads, Iggy Pop y Lou Reed son tres de mis momentos preferidos por ser de una imaginación y una originalidad narrativa, visual y musical extraordinarias.

Asimismo, el triángulo amoroso y nada convencional que se establece entre Viktor, Natasha y Mike y, muy especialmente, el conato de romance entre Viktor y Natasha es un prodigio de sensibilidad y emotividad contenidas, de miradas, gestos, silencios y tristezas que dicen mucho con las mínimas expresiones. Teo Yoo, Irina Starshenbaum y Roman Bilyk están inmensos y trasmiten al espectador desde la alegría del amor, hasta la tristeza de los desencuentros o las explosiones de energía por la creatividad musical desbordante.

Por ello, Leto crece y gana enteros días y semanas después de su primer visionado cuándo el espectador recuerda su fuerza, su magnetismo, su melancolía, su espíritu juvenil y siguen resonando sus temas una y otra vez junto a sus imágenes convirtiéndose más que en el relato de los acontecimientos acaecidos un verano de música y amor en una oda a la juventud, a la libertad y a las ansias de cambio. Es difícil transmitir con palabras lo que evoca una obra tan rica de detalles visuales, sonoros y emotivos, se ha de ver y sentir para hacerse una idea. Un film que presenta algunos puntos de conexión con Cold War, de Pawel Palikowski, con la que podría hacer una sesión doble bastante memorable.

SONIA BARROSO.-

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