LAST WORDS y PENÍNSULA EN SITGES

Last words

 

Hoy, jueves 8 de octubre, ha arrancado la 53a edición de Sitges. Os voy a hablar de Last Words, que se proyectó en la inauguración de Noves Visions, y de Train To Busan 2: Península, uno de los platos fuertes de este año.

2084. Un joven africano viajará desde Paris, vía Bologna, hasta Atenas en una Tierra que vive sus últimos días tras el azote de un virus de la tos. Con esta premisa tan oportuna, como reconocible, Jonathan Nossiter nos plantea muchísimas cuestiones, pues ésta, es más que una historia apocalíptica.

El encuentro de este joven con un viejo, tan aparentemente loco como elocuente (interpretado sabiamente por Nick Nolte), le otorgará a su vida una misión: construir una cámara de cine y convertirse en proyeccionista, tanto de fragmentos de celuloide -atención a las bonitas y mágicas escenas homenaje al cine, desde el mudo hasta el musical- como de la vida de otras personas, con las que convivirá en el campamento de Atenas.

 

Last Words

 

¿En la cuna de una civilización en ruinas puede hacerse algo más que esperar a la muerte inevitable? La necesidad de vivir el momento presente con intensidad, ilusión y esperanza, porque uno no sabe qué le puede deparar el futuro, es la idea que más fuerza tiene. Así cómo la certeza de que cada una de las vidas humanas encierra una historia, llena de pequeños detalles, de tristezas infinitas y de alegrías, que merece ser contada para que perviva en la memoria por siempre.

Y el cine, como instrumento para explicar esos sentimientos y emociones tan humanas, desde el gusto por la comida al placer de un beso, es de una verdad universal que conmociona.

La humanidad que imprime Nick Nolte, con un personaje a caballo entre Don Quijote y Shakespeare, así como la ternura y el dolor que encierra la mirada de Anna, una chica callada que cultiva plantas, interpretada por la italiana Alba Rochwacher o la necesidad de ser amada en su vejez del personaje de Charlotte Rampling confieren a la historia ese toque tan humano como necesario para resultar interesante.

Tan desoladora como poética, tan mágica como realista y, al mismo tiempo, extraña, cotidiana y desconcertante, es muy difícil explicar con palabras las sensaciones y el poso que deja este relato para reflexionar a posteriori.

 

Península

 

Cuál es el principal reto de Train to Busan 2: Peninsula, de Sang-Ho Yeon? Pues igualar a la película que, en 2016, nos dejó a todos con la boca abierta por ser más que una película de zombis, una historia trepidante, que combinaba con acierto y equilibrio la acción, el terror y el elemento dramático y humano. En esta ocasión, la trama parte 4 años después de los hechos acontecidos en la original con nuevos infectados por el virus zombi en la Península de Corea.

 

Península

Se sustituyen trenes por persecuciones espectaculares de coches, al más puro estilo Mad Max o Fast & Furious y hay nuevos protagonistas. Los personajes más interesantes son las mujeres: una madre coraje que es capaz de disparar, burlar hordas de zombis y conducir como una auténtica fiera sin pestañear, y sus dos hijas, una resuelta adolescente y una imaginativa niña. También el elemento dramático se centra en estos aguerridos personajes femeninos. No obstante, el protagonista es un competente héroe de acción.

Lástima que la película esté más descompensada que su antecesora y que no sea hasta la parte final cuándo el director surcoreano saque su garra, nervio y ponga toda la carne en el asador. Será allí cuándo Península consiga que nos agarremos a la butaca y que se nos resbale alguna lagrimita por la mejilla, si es que llegamos a empatizar con los protagonistas, claro.

 

 

SONIA BARROSO.-

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