LAS PROPUESTAS MÁS SINGULARES SE DAN CITA EN ZABALTEGI

 


 Zabaltegi es una sección donde se proyectan los trabajos más singulares y variopintos de la temporada, y por lo tanto, no es competitiva, puesto que, cuyo objetivo es mostrar al público la diversidad de propuestas que existe en el panorama cinematográfico actual. Por ende, se puede afirmar que la característica esencial del cine que promueve esta sección se basa justamente en el riesgo de contar historias de una manera muy particular. Aparte de largometrajes de distintos géneros, tienen cabida otro tipo de formatos, no sólo cortometrajes, sino también miniseries para la televisión. Cada año se estrenan en primicia algunos de los trabajos del programa de Kimuak, que reúne los mejores cortos vascos. En esta edición hemos podido disfrutar de las últimas películas de consagrados autores como son Ulrich Seidl o Bruno Dumont.

SEIDL

El director austríaco ha presentado Im Keller/In The Basement una peculiar cinta que no va a dejar indiferente a nadie. Después de que Golem estrenara su trilogía Paraíso (compuesto por Amor, Fe y Esperanza) en nuestro país, es probable que muchos de los espectadores hayan oído hablar de este director vienés al que se le ha comparado con su compatriota Michael Haneke por lo desconcertante e inquietante que resulta su cine. En este nuevo trabajo demuestra que le interesa seguir indagando en lo más recóndito de nuestro ser, y aunque la obra es desconcertante (como no podía ser de otro modo, ya que, es la razón de ser de su universo), el tono es más ligero que de costumbre. Incluso se puede añadir que es divertido, a pesar de lo provocativo que puede llegar a ser. La visión de este cineasta es incómoda y desafiante, ya que, con haber visto una de sus obras queda claro que la autocomplacencia no es su fuerte.

El documental quiere plasmar en la pantalla todo tipo de actividades que los austríacos realizan diariamente en los sótanos de sus casas, y está claro que el autor quiere hacer visible lo que habitualmente queda fuera de nuestro alcance. Por eso mismo aporta un documento valiosísimo que nos dará mucho que pensar, ya que, lo que pretende es desnudar el alma humana al obviar los convencionalismos sociales que imperan en la sociedad, aunque sólo sea por un instante. Esas convenciones no tienen vigor en este caso concreto, puesto que nos vamos a adentrar en las oscuras catacumbas del ser humano. En el ámbito privado cada uno pone sus reglas y sin convenciones que valgan sale a relucir la locura que habita en nuestro interior. Los personajes resultan tan extravagantes que uno no sabe exactamente lo que tiene que hacer, o reír o simplemente mostrar perplejidad y horror ante las costumbres que se nos muestran con total naturalidad. Desde un admirador de Hitler hasta una mujer dominante que siente un inmenso placer al humillar a su esclavo, todo es posible cuando las reglas de conducta compartidas por todos no tienen ninguna validez. Además, Seidl no pretende juzgar a nadie, sólo intenta hacer que reflexionemos sobre la condición humana. Lo más interesante es que demuestra que la normalidad es una simple quimera, que todos somos únicos y especiales, cada uno a su manera ciertamente, y que aunque aspiremos a aparentar normalidad delante de los demás, nunca podremos engañarnos a nosotros mismos.

DUMONT

El francés Bruno Dumont presentó su miniserie P’tit Quinquin/Li’l Quinquin en el festival de Cannes, y gracias a Zabaltegi se ha estrenado también en San Sebastián. Dura más de tres horas en total (200 minutos para ser exactos), ya que, consta de 4 capítulos que duran 50 minutos cada uno. Tampoco es tan larga si tenemos en cuenta que la ganadora de la Palma de Oro Winter Sleep de Nuri Bilge Ceylan tiene la misma duración. La historia que cuenta Dumont pretende hacer reír al público poniendo en evidencia lo ridículo que puede llegar a ser el ser humano. Es una tragicomedia que bebe del género del burlesque, es decir, intenta reivindicar lo cómico de cualquier situación, sea la que sea. Aunque las circunstancias sean tremendamente trágicas uno no debe dejar de reírse nunca, ese es el mensaje que nos quiere transmitir el autor. Por lo tanto, no le interesa dar una visión descarnada del mundo, sino todo lo contrario, intenta suavizarlo utilizando el humor. Según ha reconocido el cineasta de Twentynine Palms (2003) sus maestros más admirados son Jacques Tati, Max Linder, Louis de Funes y Laurel y Hardy.  

La miniserie trata sobre una investigación criminal que es llevado a cabo por dos peculiares policías en el norte de Francia. Están sucediendo cosas realmente extrañas en aquel lejano lugar donde vive el gamberro Quinquin con su familia, y la presencia de los policías alertará a la población de que algo está pasando en los alrededores. Están apareciendo restos humanos dentro de algunas vacas muertas, pero tampoco parece que estos insólitos hechos tengan demasiada repercusión en la vida diaria de los aldeanos, excepto para Quinquin y sus amigos. Se puede decir que la investigación policial es sólo una excusa para poder retratar las extravagancias de los personajes que habitan el lugar. La película quiere mostrar el lado más absurdo de la existencia humana. Surrealista a más no poder.

BEÑAT EIZAGIRRE INDO.-

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *