LA CENIZA ES EL BLANCO MÁS PURO: PRISIONEROS DEL UNIVERSO

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A pesar de que es un director desconocido para el público europeo, Jia Zhangke es uno de los cineastas más importantes del mundo en la actualidad. Sus dramáticos retratos sobre la complejidad de la sociedad china y cómo refleja los cambios acaecidos en esta durante las últimas décadas y sus consecuencias han convertido en este cineasta en un formidable cronista sobre su país con un estilo que mezcla el drama social y una óptica casi documentalista (con gran uso de los planos largos y silentes donde los personajes y su entorno son los elementos esenciales de su discurso), en el cuál subyace un gran punto de vista critico.

Ahora, un año después de su estreno en Cannes, su última película llega en los cines españoles; una producción chino- francesa con los temas comunes del cine de Jia Zhangke, cuyo título es La Ceniza es el Blanco mas puro. En esta cinta, una magnífica Zhao Tao (actriz fetiche y esposa del director) encarna a una mujer que es encarcelada después de proteger a su marido (Liao Fan), que es un jianghu (una especie de gánster con un código de ética particular, utilizado en la literatura de la wuxia o el noir asiático). Tras salir de la cárcel varios años más tarde, esta mujer va en busca de su antiguo amor, descubriendo en el viaje una China muy diferente a la que dejó cuando entró entre rejas.

En este film, Jia Zhangke juega con el melodrama noir tal hizo en su ópera prima, Pickpocket (Revisión asiática del clásico de Robert Bresson) y lo lleva a su terreno con el fin de plasmar sus habituales temáticas. Para ello, se ha dividido en 3 partes. En la primera mitad, se nos presenta un buen drama gansteril, que huye de la aparatosidad del género con una gramática fílmica tan austera como estudiada; donde predominan los interiores y una luz expresionista muy deudora del noir con el color verde como protagonista. Tras finalizar esta con la única “secuencia de acción” del film, la película cambia y se convierte en un viaje dramático de la adaptación de una mujer que lucha por adaptarse a una China cambiante en la que, en contraposición con la primera parte del film, predominan las secuencias exteriores y una iluminación mas natural. Luego, después de una nueva elipsis temporal, la película finaliza en forma de fresco sobre una ciudad relicta, que como muchos lugares vinculados a un modus vivendi rural, han quedado obsoletos por esta nueva era tecnológica del siglo XXI con una imagen que mezcla los dos texturas anteriores.

Sin embargo, la historia de la película se muestra por la perspectiva de dos amantes, y en mi opinión, es justamente es la finalización de su respectivos arcos de desarrollo en el tramo final de la cinta, el apartado menos conseguido de la cinta. En los dos primeros segmentos, tanto en la parte que nos metemos en contexto como la del viaje de la protagonista, la historia funciona gracias tanto a la dirección como al libreto del propio director. Pero en los últimos minutos, se nos intenta dar un giro a la trama que me parece una excusa para llevar la cinta hacia una meta cronológica predeterminada, con un cierre abrupto y anticlimático y de menor inspiración formal. No en vano, el cine de este director ya ha abandonado el carácter casi topográfico de su narrativa de sus primeros trabajos, que lo hacia mas espontáneo e intuitivo y ahora quiere ser mas “cine” y menos “documental”, una evolución que considero perfectamente natural e interesante visto sus resultados anteriores. No obstante, creo que en esta ocasión, a diferencia de sus últimos trabajos, no le funciona tan bien en el desenlace y eso creo que particularmente empaña ligeramente el conjunto final.

No obstante, una vez dicho esto, creo que durante el resto del metraje de este film, el talento del director de Placeres Desconocidos hace gala de su bien merecida fama. Un talento que empieza con un juego de formatos cinematográficos, donde el film se inicia con un aspecto de ratio 1,33:1 para pasar tras los créditos iniciales en 1,85:1 y se articula con una óptica muy acorde a sus anteriores trabajos donde la economía narrativa se adecua a cada escena; ya sea para una larga conversación entre varios personajes con cámara fija o steadycam o un travelling dorsal siguiendo a los protagonistas por los escenarios de esta historia. Como resultado de eso, se crean varias escenas para el recuerdo cinéfilo como el momento Village People en la discoteca , la escena de acción antes mencionada o los momentos en que estos «prisioneros del Universo» (tal y como se define uno de los personajes) intentan sobrevivir en este nuevo escenario a base de triquiñuelas.

En definitiva, si bien considero que esta cinta es menos conseguida que Un toque de violencia o la citada Platform, Zhangkei vuelve a dar en el clavo, en una película marca de la casa. Recomendada especialmente para quienes quieran hallar una nueva perspectiva tanto el continente asiático como los estragos de este nuevo mundo globalizado alejado del cine de masas.

PD: Para conocer mas sobre Jia Zhangke, os recomiendo revisar la entrevista que le hicimos en San Sebastián hace unos años durante la presentación de Un toque de violencia.

JOAN BOTER.-

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