LA BELLA Y LA BESTIA EN CIUDAD JUÁREZ

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Denis Villeneuve se está convirtiendo, por méritos propios, en uno de los directores más interesantes del panorama actual. Con propuestas tan diferentes como Enemy o Incendies, va forjándose una carrera en la que la variedad de géneros, la continua progresión de sus recursos estilísticos y cinematográficos, confluyen en una serie de títulos sobrios, bien planteados y para distintos públicos.

 

Sicario muestra sus cartas desde el principio en lo que se refiere al tono con el que se va a conducir la película: mostrar con crudeza, pero sin recrearse, la sangrienta actividad de los cárteres de la droga, así como la “otra guerra” que desde Estados Unidos pretende recuperar el terreno que han ido perdiendo. Dura en muchos momentos, sin condescendencias y evitando tópicos, la película se adentra en terreno hostil, y lo hace elegantemente pero sin que la cuidada fotografía o el gran montaje caigan en la estilización de la violencia. Villeneuve ha vuelto a contar con Roger Deakins como director de fotografía (tras su trabajo en Prisoners), y el inglés vuelve a realizar un trabajo soberbio. Sus panorámicas aéreas, su acercamiento a los protagonistas en las escenas de mayor tensión, todo en una perfecta simbiosis entre la historia y la fotografía. Una escena nocturna, hacia el final de la película, queda como una de las más memorables.

 

En cuanto al reparto, acertado en todos los casos, destaca la delicada sutileza de Emily Blunt, que contrasta con la presencia imponente de Benicio del Toro. Una especie de bella y bestia en lo que se refiere a la psicología de los personajes. Ella encarna a una agente del FBI, idealista y eficiente, que es elegida para formar parte del equipo que ha de enfrentarse al tráfico de drogas; Del Toro es el enlace entre esos dos mundos, siendo un personaje más complejo y turbio. Como el resto del reparto, dan vida a personajes consistentes, bien construidos y trabajados.

 

En gran medida, la película tiene esa solidez gracias al trabajo del guionista Taylor Sheridan, quien hace que el espectador perciba la trama desde el punto de vista de Blunt. Es el personaje menos informado, el que aprende sobre la marcha, y así es como el espectador va atando cabos. Y es la mano de Villeneuve la que organiza todos los componentes para traducir esa solidez en imágenes. La que da solidez sin caer en sordidez, hasta dar forma a una cinta robusta, dura en muchos momentos, pero que mantiene siempre la atención del espectador. También hay que destacar la banda sonora de Jóhann Jóhannsson, muy alejada de su trabajo en La Teoría del Todo. En Sicario evita casi por completo los instrumentos de cuerda, incluyendo temas en los que la percusión es protagonista casi exclusivo.

 

 Reparto, guion, dirección, banda sonora…todas las piezas forman una película que va atrapando con una historia que transcurre sin prisa pero con una tensión creciente, que va escalando escena a escena. Es difícil ponerle pegas a la cinta, más allá de, si se quiere, destacar que no se trata de una historia novedosa. También lo es no entrar más en detalles sin dejar pistas de cómo se desarrolla la trama. Esta es contada sin moralinas, pero sin ocultar la crudeza del tema tratado. En cualquier caso, queda clara la maestría de Villeneueve, que une unas buenas piezas en una película aún mejor.

 

IMMACULADA PILAR COLOM.-

 

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