Con La abeja Maya y el orbe dorado estamos ante una película que podemos calificar de blanca, ideal para los más peques de la casa, pero un pelín aburrida para sus sufridos acompañantes.

En este caso, la doble lectura no acaba de funcionar. No se puede negar, que hay claras referencias a la maternidad y a la paternidad en un intento de sacar una sonrisa de complicidad a los adultos, pero se trata de guiños tan típicos y manidos que no acaban de cuajar. Además de estar metidos con pinzas dentro de un argumento sin giros, sorpresas ni elementos originales. Se han dedicado a seguir a pies juntillas los argumentos de libro orientados para estas edades y a meter personajes sin dobleces ni claroscuros: los buenos arquetípicos, los malos de manual, los amigos graciosillos que se espera uno encontrar en este tipo de películas… Por eso creo que entre la chavalería de edades tempranas funciona perfectamente, a pesar de que las escenas no estén bien hiladas y el resultado sea una sucesión de situaciones coloridas y ruidosas que hacen las delicias del público infantil, pero sacará más de un bostezo entre los más mayores.

La animación tampoco nos va a impresionar, aunque es más que suficiente para los niños que adoren la nueva versión de esta mítica serie, ya que sigue el mismo patrón. Se apoya demasiado en escenas bonitas llenas de flores y en personajes monos y simpáticos para conseguir un mundo lleno de redondeces que da la impresión de ser muy blandito. Hasta la cucaracha es graciosa, que ya es decir.

Por otro lado, el doblaje tampoco es de los mejores y la música es totalmente olvidable y tampoco está muy bien integrada, pero tiene ritmillos alegres y machacones muy al estilo del estilo de las canciones infantiles de más éxito.

Lo cierto es que no han arriesgado nada en esta producción, pero, en mi opinión, tampoco hacía falta. Los niños encuentran lo que iban a buscar: una historia previsible que augura un festivo final feliz y un montón de criaturas adorables que achuchar en sus versiones de peluche. ¡Qué más pueden pedir! Sus padres sí que podríamos pedir mucho más, pero, una vez asumamos que esta producción no está hecha para entretenernos a nosotros y que recoge todo los elementos que llaman la atención de un niño de corta edad podremos apreciar mejor que cumple con sus objetivos.

Desde luego, en esta película no corremos el riesgo de que el niño se asuste, nos fría a preguntas porque no entiende lo que han dicho o lo que está pasando o sufra porque la historia se le va de las manos. Como mucho puede que se le haga larga si es muy pequeño. Personalmente, me gustó más la primera entrega, Los juegos de la miel, en la que encontré un guión más trabajado, aunque también bastante plano (no perdamos nunca de vista el público objetivo de este tipo de producciones).

En cuando a la sinopsis, nos encontramos con una descontrolada abeja maya que se mete en unos problemas tremendos un poco porque sí, aunque el argumento nos vende que ha sido por actuar de forma imprudente y sin pararse a pensar. Esto hace que, cuando se dé de bruces contra una oportunidad aventurera acepte su destino sin más, aunque sea fruto de la casualidad más cogida por los pelos que me he echado en cara desde una butaca de cine. Así que agarra por las antenas a su pobre amigo con cero personalidad Willy y comienzan un viaje para salvar a las hormigas de Hoja Verde con ayuda de la pareja cómica de hormigas militares, que lo único que hacen es soltar un chiste malo tras otro… que , curiosamente, a los peques les hace gracia. Una serie de escenas gratuitas de persecuciones y dilemas morales más que discutibles desembocan en su previsible, pero aún así traído por los pelos, y apoteósico final.

Y la peli se acaba con unos niños felices y unos padres medio dormidos.

Se estrena el 28 de mayo.

Aquí os dejo el trailer que pone de manifiesto cada una de las palabras de este post.

DÁCIL MUÑOZ.-