Jobs, de Joshua Michel Stern, pretendía ser un biopic sobre la figura del genio de Apple Steve Jobs y digo pretendía, pues se queda a medio camino. El guión, de Matt Whitelay, lejos de centrarse en su vida, hace hincapié en cómo se formo la empresa Apple, cómo ésta creció, porqué echaron a Jobs para después readmitirlo, y se centra, especialmente, en la creación del i-Mac.

Uno de los grandes alicientes del film (sinó el único) es ver cómo Ashton Kutcher  se pone en la piel de Jobs, bordando y de qué modo al personaje, imitando sus tics e incluso su modo de caminar. Jobs es presentado como un auténtico «bastardo»: de hippy en su etapa universitaria, donde «pasa» de los estudios, hasta el viaje dónde encuentra su motivación.  

Y aunque la realización la BSO y la fotografía son correctos, la actuación de un Kutcher sencillamente impresionante, salva a la película de la quema. Y aún tras el visionado, nos estamos preguntando: ¿Realmente querían presentar a Apple como la nueva religión tecnológica o hacer un biopic sobre Jobs?

JR PALOMAR.-

Pie de foto: El auténtico Jobs y su réplica en el film, Ashton Kutcher.